sábado, 25 de junio de 2011

SECCIÓN XVII. “RECREACIÓN Y SOLAZ” EL HOGAR CRISTIANO. (EGW).


79. La Recreación es Esencial
Opiniones extremistas.-
Hay personas de imaginación enfermiza para quienes la religión es un tirano, que las gobierna con vara de hierro. Las tales lamentan constantemente su propia depravación, y gimen por males supuestos. No existe amor en su corazón; su rostro es siempre ceñudo. Las deja heladas la risa inocente de la juventud o de cualquiera. Consideran como pecado toda recreación o diversión, y creen que la mente debe estar constantemente dominada por pensamientos austeros. Este es un extremo. Otros piensan que la mente debe dedicarse constantemente a inventar nuevas diversiones a fin de tener salud. Aprenden a depender de la excitación, y se sienten intranquilos sin ella. Los tales no son verdaderos cristianos. Van a otro extremo. Los verdaderos principios del cristianismo abren ante nosotros una fuente de felicidad cuya altura, profundidad, longitud y anchura son inconmensurables.*

Refrigerio para el espíritu y el cuerpo.-
Es privilegio y deber de los cristianos procurar refrigerar su espíritu y vigorizar su cuerpo mediante recreaciones inocentes, con el propósito de utilizar sus facultades físicas y mentales para la gloria de Dios. Nuestras recreaciones no deben consistir en escenas de alegría sin sentido ni rebajarse a la insensatez. Podemos dirigirlas de tal manera que beneficien y eleven a aquellos con quienes nos asociamos, y nos dejen a ellos y a nosotros mismos 448 mejor preparados para cumplir con éxito los deberes que nos incumben como cristianos.*

Se me mostró que, como pueblo, los observadores del sábado trabajan demasiado arduamente sin concederse cambios ni plazos de descanso. La recreación es necesaria para los que se dedican al trabajo físico y es aun más esencial para aquellos cuya labor es principalmente mental. No es esencial para nuestra salvación ni para la gloria de Dios que mantengamos nuestro intelecto trabajando de continuo y en exceso, ni aun cuando lo dedicamos a temas religiosos.*

Los alrededores del hogar y de la escuela tienen mucho que ver con la recreación. Deberían tenerse en cuenta estas cosas al escoger la casa para vivir o el lugar para establecer una escuela. Aquellos para quienes el bienestar físico y mental es de mayor importancia que el dinero y las exigencias o las costumbres de la sociedad, deberían buscar para sus hijos el beneficio de la enseñanza de la naturaleza y la recreación en el ambiente que ella ofrece.*

Esencial para hacer el mejor trabajo.-
El tiempo pasado en ejercicio físico no es perdido. . . . Un ejercicio proporcionado de todos los órganos y facultades del cuerpo es esencial para el mejor trabajo de cada uno. Cuando el cerebro está constantemente recargado, en tanto que los demás órganos de la maquinaria viviente se hallan inactivos, hay una pérdida de fuerza física y mental. El sistema físico es despojado de su saludable tono, la mente pierde su frescura y vigor, y una excitabilidad morbosa es la consecuencia.*

Es necesario ejercer cuidado en lo que respecta a las horas destinadas al sueño y al trabajo. Debemos tener plazos de descanso, otros de recreación, y otros para la vida contemplativa. . . . Los principios de la temperancia tienen más alcance de lo que muchos piensan.*

Los estudiantes necesitan descanso. -
Los que se dedican al estudio deben tener solaz. La mente no debe dedicarse 449 constantemente a la reflexión detenida, porque se gastaría la delicada maquinaria mental. Tanto el cuerpo como la mente deben tener ejercicio.*

La atención prestada a la recreación y a la cultura física interrumpirá sin duda a veces la rutina del trabajo escolar, pero la interrupción no será un verdadero obstáculo. Con el fortalecimiento de la mente y del cuerpo, el cultivo de un espíritu abnegado, y la unión del alumno y el maestro por lazos de interés común y amistad, se recompensará cien veces el gasto de tiempo y esfuerzo. Se proveerá un uso correcto a la inquieta energía que con tanta frecuencia es una fuente de peligro para los jóvenes. Como salvaguardia contra el mal, el hecho de estar preocupada la mente con cosas buenas, es de mucho más valor que un sinnúmero de barreras, de leyes y de disciplina.*

Oficinistas que necesitaban recreación. -
Vi que son pocos los que comprenden la labor constante y agotadora de los que llevan las responsabilidades de la obra en la oficina. Están encerrados día tras día y semana tras semana, mientras que el constante recargo impuesto a sus facultades mentales mina su constitución y reduce su asidero de la vida. Estos hermanos están en peligro de sufrir un quebranto repentino. No son inmortales y si no realizan un cambio se agotarán y la obra perderá sus servicios.

Tenemos dones preciosos en los Hnos. A, B y C. No podemos permitirles que se arruinen la salud por estar siempre encerrados y trabajando incesantemente entre cuatro paredes. . . No han tenido casi variación, con excepción de la que les han dado las fiebres y otras enfermedades. Debieran tener un cambio a menudo, dedicar con frecuencia un día completo a recrearse con sus familias, que se ven casi totalmente privadas de su compañía. Tal vez no puedan todos dejar el trabajo al mismo tiempo; pero debieran arreglarlo de tal manera que uno o dos puedan ausentarse, quedando los otros 450 para reemplazarlos, y luego dar la misma oportunidad a estos últimos.

Vi que esos hermanos, A, B y C debieran considerar como deber religioso el cuidar la salud y la fuerza que Dios les ha dado. El Señor no requiere de ellos por el momento que sean mártires para su causa. No obtendrán recompensa alguna por hacer este sacrificio, pues Dios quiere que vivan.*

Recreos inocentes e instructivos.-
Existen modos de recrearse que son muy benéficos para la mente y el cuerpo. Un intelecto ilustrado y discernidor hallará abundantes medios de entretenimiento y diversión, en fuentes que no sólo sean inocentes, sino también instructivas. La recreación al aire libre, la contemplación de las obras de Dios en la naturaleza, serán del más alto beneficio.*

Creo que aun mientras estamos procurando refrigerar nuestros espíritus y vigorizar nuestros cuerpos, Dios requiere de nosotros que empleemos todas nuestras facultades en todos los momentos con el mejor propósito. Podemos asociarnos juntos como lo hacemos hoy,* y hacerlo todo para gloria de Dios. Podemos y debemos dirigir nuestras recreaciones de tal manera que nos dejen más idóneos para desempeñar con éxito los deberes que nos incumben, y para que nuestra influencia sea más benéfica sobre aquellos con quienes tratamos. Tal debiera ser especialmente el caso en una ocasión como ésta, que debiera alegrarnos a todos. Podemos volver a nuestras casas con el espíritu animado y el cuerpo refrigerado, preparados para reanudar el trabajo con mejor esperanza y más valor.*

Dios invita a los jóvenes.-
A cada joven llega la invitación de Dios: "Hijo mío, dame tu corazón; lo conservaré puro; satisfaré sus anhelos con verdadera felicidad." Dios se deleita 451 en hacer felices a los jóvenes, y por esto quiere que entreguen su corazón a su custodia, para que todas las facultades que les dio se conserven en condición vigorosa y sana. Dios les ha confiado el don de la vida. Hace palpitar el corazón; da fuerza a toda facultad. El gozo puro no degradará uno solo de los dones de Dios.* 452

80. Cómo Hemos de jugar
Lo inocente en lugar de lo pecaminoso.-
No se puede hacer que los jóvenes sean tan calmosos y graves como los ancianos, el hijo tan sobrio como el padre. Aunque se condenan las diversiones pecaminosas, como en verdad debe hacerse que los padres, maestros y tutores de los jóvenes provean en su lugar placeres inocentes, que no mancillen ni corrompan la moral. No sujetéis a los jóvenes bajo reglas y restricciones rígidas, que los induzcan a sentirse oprimidos, y a precipitarse en sendas de locura y destrucción. Con mano firme, bondadosa y considerada, sujetad las riendas del gobierno, guiando y vigilando sus mentes y propósitos, aunque de manera tan suave, sabia y amorosa, que ellos puedan darse cuenta de que tenéis presentes sus mejores intereses.*

Hay diversiones, como el baile, los naipes, el ajedrez, las damas, etc., que no podemos aprobar porque el Cielo las condena. Estas diversiones abren las puertas a un gran mal. Su tendencia no es benéfica, sino que ejercen una influencia excitante, y producen en algunos una pasión que los arrastra a los juegos de azar y a la disipación. Todos aquellos juegos deben ser condenados por los cristianos y reemplazados por algo perfectamente inofensivo.*

Mientras imponemos restricciones a nuestros hijos con respecto a los placeres mundanales que tienden a corromper y extraviar, debemos proveerles recreación inocente, para conducirlos por sendas agradables en las cuales no haya peligro. Ningún hijo de Dios necesita vivir triste y lamentándose. 453 Esto lo demuestran las órdenes y las promesas divinas. Los caminos de la sabiduría "son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz."*

Mientras rehuimos lo falso y artificial y descartamos las carreras de caballos, los juegos de naipes, las loterías, los asaltos de boxeo, las bebidas alcohólicas y el consumo de tabaco, debemos proveer fuentes de placer que sean puras, nobles y elevadoras.*

Lugar útil del gimnasio.-
Los ejercicios gimnásticos son útiles en muchas escuelas, pero si no hay una vigilancia cuidadosa, son llevados a menudo al exceso. Muchos jóvenes, por hacer despliegue de fuerza en el gimnasio, se han dañado para toda la vida. El ejercicio en el gimnasio, por bien dirigido que sea, no puede substituir a la recreación al aire libre, para la cual deberían proveer más oportunidades nuestras escuelas.*

Los juegos de pelota: principios básicos.-
No condeno el ejercicio sencillo del juego de pelota; pero aun esto, con toda su sencillez, puede ser llevado a la exageración. Siempre temo el casi seguro resultado que sigue a estas diversiones. Provoca un desembolso de recursos que debieran dedicarse a comunicar, la luz de la verdad a las almas que están pereciendo lejos de Cristo. Las diversiones y el despilfarro de recursos para agradarse a sí mismo, que conducen paso a paso a la glorificación propia, y el adiestramiento en estos juegos por placer desarrollan una pasión por tales cosas, que no favorece el perfeccionamiento del carácter cristiano.

La manera en que se las ha dirigido en el colegio no lleva el sello del cielo. No fortalece el intelecto. No refina ni purifica el carácter. Hay actividades que llevan a costumbres y prácticas mundanales, y quienes participan en ellas quedan tan embargados e infatuados que en el cielo se los declara amadores de placeres más que de Dios. En vez de, quedar con el intelecto fortalecido para ser mejores estudiantes, en 454 vez de estar mejor preparados como cristianos para cumplir sus deberes de tales, al ejercitarse en esos juegos llenan sus cerebros de pensamientos que los desvían de sus estudios. . . .

¿Se procura sinceramente glorificar a Dios en estos juegos? Sé que no es éste el caso. Se pierde de vista el camino de Dios y su propósito. En este tiempo de gracia, la ocupación de ciertos seres inteligentes es invalidar la voluntad que Dios ha revelado, y poner en su lugar las especulaciones e inventos del agente humano, al lado del cual está Satanás para infundirle su espíritu. . . . El Señor Dios del cielo protesta contra la ardiente pasión que se ha cultivado por la supremacía en los juegos esclavizadores.*

El problema de muchos deportes.-
Los alumnos deben hacer ejercicio vigoroso. Pocos males deben ser más temidos que la indolencia y la falta de propósito. Sin embargo, la tendencia de la mayor parte de los deportes atléticos es causa de preocupación para los que se interesan por el bienestar de la juventud. Los maestros se sienten turbados al considerar la influencia que tienen estos deportes, tanto sobre el progreso del estudiante en la escuela, como sobre su éxito en la vida ulterior. Los juegos que ocupan una parte tan grande de su tiempo, apartan su mente del estudio. No contribuyen a preparar a la juventud para la obra práctica y seria de la vida. Su influencia no tiende hacia el refinamiento, la generosidad, o la verdadera virilidad.

Algunas de las diversiones más populares, como el futbol y el boxeo, se han transformado en escuelas de brutalidad. Desarrollan las mismas características que desarrollaban los juegos de la antigua Roma. El amor al dominio, al orgullo de la fuerza bruta, la temeraria indiferencia hacia la vida, ejercen sobre los jóvenes un poder desmoralizador que espanta.

Otros juegos atléticos, aunque no son tan brutales, son apenas menos objetables, a causa del exceso al cual son llevados. Estimulan el amor al placer y a la excitación, fomentando 455 la antipatía hacia el trabajo útil, la tendencia a esquivar las responsabilidades y deberes prácticos. Tienden a destruir el gusto por las serias realidades de la vida y sus gozos tranquilos. Así se abre la puerta a la disipación y a la ilegalidad, con sus terribles resultados.*

Cuando la vida era más sencilla.-
En épocas primitivas, la vida del pueblo que estaba bajo la dirección de Dios era sencilla. Vivían en contacto con el corazón de la naturaleza. Los hijos compartían el trabajo de los padres y estudiaban las bellezas y los misterios del tesoro de la naturaleza. En la quietud del campo y del bosque meditaban en las poderosas verdades transmitidas como legado sagrado de generación a generación. Esta educación producía hombres fuertes.

En esta época, la vida ha llegado a ser artificial y los hombres han degenerado. Aunque no debemos volver enteramente a los sencillos hábitos primitivos, podemos aprender de ellos lecciones que harán de nuestros momentos de recreación lo que su nombre implica: momentos de verdadera edificación para el cuerpo, la mente y el alma.*

Excursiones familiares.-
Unanse varias familias residentes en una ciudad o en un pueblo, y, dejando las ocupaciones que las han recargado física e intelectualmente, hagan una excursión al campo, a la orilla de un lindo lago, o a un hermoso bosquecillo en medio de escenas naturales de gran belleza. Deben proveerse de alimentos sencillos e higiénicos, de las mejores frutas y cereales, y extender su mesa a la sombra de algún árbol o bajo la bóveda celeste. El viaje, el ejercicio y el panorama estimularán el apetito, y podrán disfrutar de una comida envidiable aun para los reyes.

En tales ocasiones los padres y los hijos deben sentirse libres de cuidados, trabajos y perplejidades. Los padres deben hacerse niños con sus hijos, y procurar que todo sea tan agradable como resulte posible. Dedíquese todo el día a la recreación. El ejercicio al aire libre beneficiará la salud de aquellos que 456 han estado ocupados en forma sedentaria y entre cuatro paredes. Todos los que pueden hacerlo han de considerar como un deber el obrar así. Nada se perderá con ello, sino que mucho se ganará. Podrán volver a sus ocupaciones con nueva vida y dedicarse a su trabajo con nuevo valor y celo, y estarán mejor preparados para resistir a las enfermedades.*

Hállese felicidad en la naturaleza.-
No pensemos que Dios desea que renunciemos a cosa alguna que debamos conservar para ser felices aquí. Todo lo que él requiere que dejemos es aquello que al ser retenido no contribuiría a nuestro bien ni a nuestra felicidad.

El Dios que plantó los nobles árboles y los vistió de rico follaje, que nos dio los brillantes y hermosos matices de las flores y cuya hermosa obra vemos en toda la naturaleza, no quiere vernos desdichados; ni es su propósito que no hallemos gusto ni placer en esas cosas. Quiere que disfrutemos de ellas, que seamos felices entre los encantos de la naturaleza, que él mismo creó.*

Reuniones sociales provechosas.-
Las reuniones sociales resultan provechosas e instructivas en grado máximo cuando los que se congregan en ellas tienen el amor de Dios en su corazón, cuando se reúnen para sostener un intercambio de pensamientos acerca de la Palabra de Dios o para considerar los métodos de hacer progresar su obra y hacer bien a sus semejantes. Cuando el Espíritu Santo es huésped bienvenido en estas reuniones, cuando nada se dice ni se hace para hacerlo retirarse contristado, Dios resulta honrado, y los concurrentes son refrigerados y fortalecidos.*

Debemos conducirnos y dirigir nuestras reuniones de tal manera, que al volver a nuestros hogares podamos tener una conciencia libre de ofensa hacia Dios y los hombres; una seguridad de que no hemos herido ni perjudicado en nada a aquellos con quienes hemos estado asociados, ni hemos ejercido una influencia perjudicial sobre ellos.* 457

Jesús halló placer en escenas de felicidad inocente.-
Jesús condenaba la complacencia propia en todas sus formas; sin embargo, era de naturaleza sociable. Aceptaba la hospitalidad de todas las clases, visitaba los hogares de los ricos y de los pobres, de los sabios y de los ignorantes, y trataba de elevar sus pensamientos de los asuntos comunes de la vida, a cosas espirituales y eternas. No autorizaba la disipación, y ni una sombra de liviandad mundanal manchó su conducta; sin embargo, hallaba placer en las escenas de felicidad inocente, y con su presencia sancionaba las reuniones sociales. Una boda entre los judíos era una ocasión impresionante, y el gozo que se manifestaba en ella no desagradaba al Hijo del hombre. . . . En el pensar de Cristo, la alegría de las festividades de boda simbolizaba el regocijo de aquel día en que él llevará la Esposa a la casa del Padre, y los redimidos juntamente con el Redentor se sentarán a la cena de las bodas del Cordero.*

Su ejemplo en la conversación y conducta.-
Cuando, al comenzar su obra, era invitado a alguna comida o festín por un fariseo o un publicano, aceptaba la invitación. . . . En tales ocasiones Cristo dirigía la conversación en la mesa y daba muchas preciosas lecciones. Los presentes le escuchaban; porque ¿no había sanado a sus enfermos, consolado a los afligidos, tomado a sus niños en los brazos para bendecirlos? Los publicanos y los pecadores eran atraídos a él, y cuando abría los labios para hablar, la atención de todos se concentraba en él.

Jesús enseñó a sus discípulos cómo debían conducirse cuando estaban en la compañía de personas que no fuesen religiosas y en la de quienes lo fuesen. Por su ejemplo les enseñó que al asistir a alguna reunión pública, no había de faltarles qué decir. Pero la conversación de él difería por completo de la que se había oído en lo pasado en tales festines. Cada palabra que pronunciaba tenía sabor de vida para sus 458 oyentes, quienes le escuchaban con subyugada atención, como deseosos de oír con un propósito.*

La Sra. de White y una reunión social.-
Al terminar el largo viaje que me trajo del este, llegué a casa a tiempo para pasar la víspera de Año Nuevo en Healdsburg. El salón de actos del colegio había sido preparado para una reunión de la escuela sabática. Se habían ordenado con buen gusto guirnaldas de ciprés, hojas otoñales, ramas de coníferos y flores. Una gran campana formada con ramas de pino colgaba del arco de entrada al salón. El árbol estaba bien cargado de donativos, que iban a emplearse para beneficio de los pobres y para contribuir a la compra de una campana. . . .En esa ocasión nada se dijo ni se hizo que hubiese de cargar la conciencia de nadie. Algunos me dijeron: "Hermana White, ¿qué piensa Vd. de esto? ¿Concuerda con nuestra fe?" Les contesto: "Concuerda con mi fe."*

Atráigase a la juventud.-
Dios quisiera que toda familia y toda iglesia ejerciera un poder atrayente para apartar a los niños de los placeres seductores del mundo y del trato social con aquellos cuya influencia habría de ejercer una tendencia corruptora. Procuremos ganar a los jóvenes para Jesús.* 459

81. Recreación Satisfactoria
Ejercicio para la mano, el intelecto y el carácter.-
El beneficio mayor no se obtiene del ejercicio hecho a guisa de juego o de ejercicio simplemente. Hay cierto beneficio que se deriva de estar al aire puro y también del ejercicio de los músculos; pero conságrese la misma cantidad de energía al cumplimiento de deberes provechosos y el beneficio será mayor y se experimentará un sentimiento de satisfacción; pues un ejercicio de esa naturaleza lleva consigo la sensación de lo beneficioso y la aprobación, de la conciencia por el deber bien cumplido.*

En los niños y jóvenes se debe despertar la ambición de hacer ejercicio ejecutando algo que sea beneficioso para sí mismos y de ayuda para otros. El ejercicio que desarrolla la mente y el carácter, que enseña las manos a ser útiles y prepara a los jóvenes para llevar lo que les toca de las cargas de la vida, es el que proporciona fuerza corporal y aviva cada facultad. Y hay recompensa en la laboriosidad virtuosa y en el cultivo del hábito de vivir para hacer bien.*


Ninguna recreación que sea útil únicamente para ellos dará por resultado una bendición tan grande para los niños y jóvenes como aquella que los haga útiles para los demás. Los jóvenes, que por naturaleza son entusiastas e impresionables, responden rápidamente a la insinuación.*

El ejemplo de Jesús en su juventud.-
La vida de Jesús rebosaba de laboriosidad, y él hacía ejercicio al cumplir sus variadas tareas en armonía con el desarrollo de su fuerza 460 física. Al hacer el trabajo que le era asignado, no tenía tiempo para entregarse a diversiones excitantes e inútiles. No participaba en cosas que hubieran envenenado su moralidad y rebajado su tono físico, sino que se adiestró en el trabajo útil, y esto hasta poder soportar duras pruebas.*

En su vida terrenal fue Cristo un ejemplo para toda la familia humana y en el hogar fue obediente y útil. Aprendió el oficio de carpintero y con sus propias manos trabajó en el pequeño taller de Nazaret. . . .
La Biblia dice de Jesús: "Y el niño crecía, y se iba fortaleciendo en espíritu, llenándose de sabiduría: y la gracia de Dios era sobre él." A medida que trabajaba, durante su infancia y juventud, su mente y su cuerpo se desarrollaban. No empleó sin miramiento sus fuerzas físicas, sino que les proporcionó una clase de ejercicio tal como para mantenerlas en buen estado, a fin de poder hacer el trabajo mejor en cualquier dirección. No quería ser defectuoso ni aun en el manejo de las herramientas. Era perfecto como obrero y era perfecto en cuanto al carácter. Por precepto y ejemplo, Cristo ha dignificado el trabajo útil.*

Refrigerio por una variación de trabajo.-
Los jóvenes deben recordar que son responsables de todos los privilegios de que han disfrutado, del aprovechamiento de su tiempo y del debido uso de sus capacidades. Pueden preguntar: "¿No tendremos diversión o recreación?" "¿Trabajaremos y trabajaremos y trabajaremos, sin ninguna variación?"*

Por un tiempo puede ser muy necesario que obtengan un cambio del trabajo físico que sobrecargó sus fuerzas, a fin de que puedan reanudar sus labores y trabajar con mayor éxito. Sin embargo, puede ser que no necesiten reposo absoluto, o que éste no daría los mejores resultados en lo que a la fuerza física se refiere. Aun cuando se cansen de una clase de trabajo, no necesitan desperdiciar sus momentos preciosos. Pueden procurar entonces hacer algo que no sea tan 461 agotador, pero que beneficiaría a su madre y a sus hermanas. Al aliviar las cargas de ellas asumiendo ellos mismos las más pesadas, pueden hallar la diversión proveniente de los buenos principios, que les proporcionará verdadera felicidad, y no perderán su tiempo en bagatelas o satisfacciones egoístas. Pueden aprovecharlo siempre ventajosamente y ser refrigerados constantemente por la variación, al paso que estén redimiendo el tiempo de tal modo que cada momento beneficiará a alguien.*

Muchos aseveran que para conservar la salud física es necesario entregarse a diversiones egoístas. Es verdad que los cambios son necesarios para el mejor desarrollo del cuerpo, porque la variación refrigera y vigoriza la mente y el cuerpo; pero ella no se obtiene participando en diversiones insensatas ni descuidando los deberes diarios cuyo cumplimiento debe requerirse de los jóvenes.*

Programa bendecido por Dios.-
Debemos enseñar a los jóvenes que ejerciten por igual, las facultades mentales y físicas. El ejercicio saludable de todo el ser dará una educación amplia y abarcante.
Nos tocó hacer una obra austera en Australia para educar al respecto a los padres y a los alumnos; pero perseveramos en nuestros esfuerzos hasta que aprendieron la lección de que a fin de que los alumnos obtengan una educación completa, su tiempo debe dividirse entre la adquisición del saber por los libros y la del conocimiento de un trabajo práctico.

Se dedicaba al trabajo útil una parte de cada día, durante la cual los alumnos aprendían a desmontar el suelo, a cultivarlo y a construir casas, en vez de pasar ese tiempo jugando y procurando divertirse. Y el Señor bendijo a los alumnos que dedicaron así su tiempo a aprender lecciones de utilidad.*
Dios proveyó ocupaciones útiles para el desarrollo de la salud, y ellas prepararán además a los alumnos para valerse a sí mismos y para ayudar a otros.* 462

En vez de proveer diversiones que entretengan solamente, deben ordenarse ejercicios que reporten algún bien.*

La actividad misionera es ejercicio ideal.-
En nuestro mundo, hay bastantes cosas necesarias y útiles que hacer para que el ejercicio hecho por placer y diversión resulte casi completamente innecesario. El cerebro, los huesos y los músculos adquirirán fuerza y solidez al usarlos con un propósito, al dedicarlos a la reflexión útil y concentrada y a idear planes que desarrollen las facultades del intelecto y la fuerza de los órganos físicos. Así se dará uso práctico a los talentos otorgados por Dios, con los cuales se le puede glorificar.*

Al emplear los músculos y el cerebro que Dios les dio, los jóvenes tienen el deber de procurar siempre que hagan bien y sean útiles a otros, aliviando sus labores, consolando a los tristes, alentando a los desanimados y desesperados y desviando a los alumnos de las bromas y diversiones que con frecuencia rebajan su dignidad y los hunden en la vergüenza y deshonra. El Señor quiere que la mente se eleve y procure cauces de utilidad más elevados y nobles.*

La misma facultad de ejercitar el intelecto y los músculos podría sugerir métodos y medios de practicar una clase superior de ejercicio en el cumplimiento de trabajo misionero que los haga colaborar con Dios y educarse para prestar mayor utilidad en esta vida realizando trabajo provechoso, lo cual es una actividad esencial en la educación. . . .


¿No es ésta la obra que cada joven debiera tratar de hacer para trabajar de acuerdo con los planes de Cristo? Disponéis de su ayuda. Las ideas de los alumnos se ampliarán. Serán abarcantes y vuestras posibilidades de ser útiles, aun mientras estudiáis, aumentarán de continuo. Los brazos y las manos que Dios os dio deben emplearse para hacer el bien que llevará el sello del cielo, para que podáis oír al fin el "Bien, buen siervo y fiel."* 463

Una receta para los inválidos.-
Se me ha indicado que cuando se anime a los enfermos a dejar sus habitaciones y pasar cierto tiempo al aire libre, cuidando flores o haciendo otro trabajo liviano y placentero, su atención se desviará de sí mismos a algo más saludable. El ejercicio al aire libre debe prescribirse como necesidad benéfica y vivificante.*

No podemos menos que alegrarnos mientras escuchamos la música de las felices aves y nuestros ojos reposan sobre campos y jardines florecientes. Debemos invitar nuestra mente a interesarse en todas las cosas gloriosas que Dios nos proveyó con mano generosa; y al reflexionar en estas ricas pruebas de su amor y cuidado, podremos olvidar los achaques, alegrarnos y elevar de todo corazón melodías al Señor.*

Durante años se me ha mostrado una y otra vez que se ha de enseñar a los enfermos que es malo suspender todo trabajo físico para recobrar la salud. Al obrar así la voluntad se adormece, la sangre circula perezosamente por el organismo y se vuelve cada vez más impura. En los casos en que el paciente corre el riesgo de imaginarse en peor condición que la real, la indolencia producirá inevitablemente los resultados más desdichados. El trabajo bien regulado da al inválido la impresión de que no es totalmente inútil en este mundo, sino que reporta por lo menos cierto beneficio. Esto le da satisfacción, valor y vigor, cosa que nunca lograrían las vanas diversiones mentales.*

Dios provee placeres verdaderos.-
Para cada uno Dios ha provisto un placer que puede ser disfrutado por ricos y pobres a saber el que se halla al cultivar la pureza del pensamiento y el altruismo en las acciones, el placer que dimana de hablar con simpatía y obrar con bondad. De aquellos que prestan tal servicio resplandece la luz de Cristo para alegrar vidas obscurecidas por muchas tristezas.* 465

82. Cómo Elige el Cristiano sus Recreaciones
Recreación cristiana y diversión mundanal.-
Hay una distinción entre recreación y diversión. La recreación, cuando responde a su nombre, re-creación, tiende a fortalecer y reparar. Apartándonos de nuestros cuidados y ocupaciones comunes, provee refrigerio para la mente y el cuerpo y de ese modo nos permite volver con nuevo vigor al trabajo serio de la vida. Por otra parte, se busca la diversión para experimentar placer y con frecuencia se la lleva al exceso; absorbe las energías requeridas para el trabajo útil y resulta de ese modo un obstáculo para el verdadero éxito de la vida.*

Un gran contraste se notará entre el trato social de los seguidores de Cristo en sus recreaciones cristianas y las reuniones de los mundanos para obtener placer y diversión. En vez de que se oigan oraciones y la mención de Cristo y de las cosas sagradas, se desprenden de los labios de los mundanos risas tontas y conversaciones triviales. Lo que procuran es una hilaridad ruidosa. Sus diversiones comienzan en la insensatez y acaban en vanidad.

Hay una gran necesidad de temperancia en las diversiones, como en cualquier otra actividad. Su carácter debe ser considerado cuidadosa y cabalmente. Todo joven debe preguntarse: ¿Qué influencia tendrán estas diversiones sobre mi salud física, mental y moral? ¿Quedará mi mente tan infatuada que me olvide de Dios? ¿Dejaré de tener presente su gloria?* 466

La regla de los placeres lícitos.-
No olvidemos jamás que Jesús es manantial de gozo. No se deleita en la miseria de los seres humanos, sino en verlos felices. Los cristianos disponen de muchas fuentes de felicidad, y pueden decir con exactitud infalible qué placeres son lícitos y correctos. Pueden disfrutar de recreaciones que no disiparán el intelecto ni degradarán el alma. Tampoco desilusionarán ni dejarán una triste influencia ulterior que destruya el respeto propio o impida ser útil. Si pueden llevar a Jesús consigo y conservar un espíritu de oración, están perfectamente seguros.*

No será peligrosa cualquier diversión a la cual podáis dedicaros y pedir con fe la bendición de Dios. Pero cualquier diversión que os descalifique para la oración secreta, para la devoción ante el altar de la oración, o para tomar parte en la reunión de oración, no sólo no es segura, sino peligrosa.*

Diversiones que descalifican.-
Pertenecemos a la clase de los que creen que es su privilegio glorificar a Dios en la tierra cada día de su vida. Creemos que no vivimos en este mundo tan sólo para divertirnos y agradarnos a nosotros mismos. Estamos aquí para beneficiar a la humanidad y a la sociedad; pero si permitimos que nuestra mente vaya por el cauce bajo que sigue la de muchos que buscan solamente la vanidad y la insensatez, ¿cómo podremos beneficiar a nuestra especie y a nuestra generación? ¿Cómo podemos ser una bendición para la sociedad que nos rodea? No podemos participar inocentemente en cualquier diversión que nos incapacitaría para el desempeño más fiel de nuestros deberes comunes.*

No debe ponerse en peligro el bienestar del alma por la satisfacción de un deseo egoísta, y debe rehuirse cualquier diversión que fascine de tal manera la mente que los deberes comunes de la vida parezcan carecer de interés. Al ceder a un placer tal el ánimo se endurece en la mala dirección, y Satanás pervierte de tal modo los pensamientos que lo malo llega a 467 parecer bueno. Entonces la restricción y la sumisión a los padres, como la observada por Cristo para con los suyos, parecen insoportables.*

Reuniones sociales reprensibles.-
Existen muchas cosas que son correctas en sí, pero que, pervertidas por Satanás, resultan en una trampa para los incautos.* Las fiestas, tal como se llevan a cabo por lo general, son un obstáculo para el verdadero crecimiento, ya sea de la mente o del carácter. Las compañías frívolas, los hábitos de despilfarro, el afán por los placeres y a menudo por la disipación, nacen como consecuencia, y amoldan toda la vida para el mal. En vez de tales diversiones, los padres y maestros pueden hacer mucho para proveer diversiones sanas y vivificadoras.*

Hay una clase de reuniones sociales, . . . partidas de placer que han deshonrado nuestras instituciones y la iglesia. Estimulan el orgullo de la indumentaria y de la apariencia, la complacencia propia, la hilaridad y el espíritu trivial. Satanás es agasajado como un huésped, honrado y toma posesión de los que patrocinan estas reuniones.

Me fue mostrada una visión de una compañía tal, donde se habían congregado los que profesan creer la verdad. Uno estaba sentado frente a un instrumento de música, y se oían cantos que hacían llorar a los ángeles que todo lo observaban. Había alegría, había risa grosera, había mucho entusiasmo, y cierta clase de inspiración; pero la alegría era de la clase que sólo Satanás puede crear. Es un entusiasmo y una infatuación de los cuales se avergonzarán todos los que aman a Dios. Prepara a quienes participan en ello para los pensamientos y los actos profanos. Tengo motivos para creer que algunos de los que participaron en aquella escena, se arrepintieron de corazón de su actuación vergonzosa.

Muchas reuniones tales me han sido presentadas. He visto la alegría, la ostentación de la indumentaria, el atavío personal. Todos quieren ser considerados brillantes y se entregan 468 a la hilaridad, a las bromas insensatas, a la adulación baja y grosera y a las risas ruidosas. Los ojos chispean, las mejillas están rojas, la conciencia duerme. Comen, beben y se alegran, y hacen cuanto pueden para olvidarse de Dios. La escena de placer es su paraíso. Y el cielo mira, viéndolo y oyéndolo todo.*

Las reuniones destinadas a la diversión confunden la fe y hacen que el motivo sea mixto e incierto. El Señor no acepta un corazón dividido. Quiere todo el ser.*

Pocas diversiones populares son buenas.-
Muchas de las diversiones que son populares en el mundo hoy, aun entre aquellos que se llaman cristianos, tienden al mismo fin que perseguían las de los paganos. Son, en verdad, pocas las diversiones que Satanás no aprovecha para destruir las almas. Por medio de las representaciones dramáticas ha obrado durante siglos para excitar las pasiones y glorificar el vicio. La ópera con sus exhibiciones fascinadoras y su música embelesadora, las mascaradas, los bailes y los juegos de naipes, son cosas que usa Satanás para quebrantar las vallas de los principios sanos y abrir la puerta a la sensualidad. En toda reunión de placer donde se fomente el orgullo o se dé rienda suelta al apetito, donde se le induzca a uno a olvidarse de Dios y a perder de vista los intereses eternos, allí está Satanás rodeando las almas con sus cadenas.*

El cristiano verdadero no deseará entrar en un lugar de diversiones o participar en pasatiempo alguno sobre el cual no pueda pedir la bendición de Dios. No se le hallará en el teatro, ni en un juego de billar o de bolos. No estará con los alegres aficionados al vals y a otros placeres hechizadores que destierran a Cristo del pensamiento.

A los que abogan por estas diversiones contestamos: No podemos participar en ellas en el nombre de Jesús de Nazaret. No se invocaría la bendición de Dios sobre la hora pasada en el teatro o en el baile. Ningún cristiano quisiera hallar 469 la muerte en tal lugar. Nadie querrá ser encontrado allí cuando Cristo venga.*

El teatro es foco de inmoralidad.-
Entre los más peligrosos lugares de placer se cuenta el teatro. En vez de ser una escuela de moralidad y virtud, como se pretende a menudo, es el semillero de la inmoralidad. Estas diversiones fortalecen y confirman los hábitos viciosos y las propensiones pecaminosas. Los cantos viles, los ademanes, las expresiones y actitudes lascivas depravan la imaginación y degradan la moral. Todo joven que asista habitualmente a estos espectáculos, se corromperá en sus principios. No hay en nuestra tierra influencia más poderosa para envenenar la imaginación, destruir las impresiones religiosas, y embotar el gusto por los placeres tranquilos y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales. El amor por estas escenas aumenta con cada asistencia, como el deseo de bebidas embriagantes se fortalece con su consumo. La única conducta segura consiste en huir del teatro, del circo y otros lugares dudosos de diversión.*

El baile es escuela de depravación.-
En muchas familias religiosas se hace del baile y del juego de naipes pasatiempos de sala. Se insiste en que son diversiones domésticas sosegadas, de las que se puede disfrutar con toda seguridad bajo las miradas paternas. Pero se cultiva así una afición a estos placeres excitantes y lo que se tuvo por inofensivo en la casa pronto dejará de considerarse peligroso fuera de ella. Todavía queda por ver si se puede obtener algo bueno de esas diversiones. No dan vigor al cuerpo ni descanso al intelecto. No implantan en el alma un solo sentimiento virtuoso o santo. Por el contrario, destruyen todo aprecio por los pensamientos serios y los servicios religiosos. Es verdad que hay un gran contraste entre las mejores reuniones sociales y las promiscuas y degradadas concurrencias del salón de bailes de baja ralea. Sin embargo, todas estas cosas constituyen pasos en la senda de la disipación.* 470

La danza de David no sienta precedente.-
El hecho de que, en su alegría reverente, David bailó delante de Dios ha sido citado por los amantes de los placeres mundanos para justificar los bailes modernos; pero este argumento no tiene fundamento. En nuestros días, el baile va asociado con insensateces y festines de medianoche. La salud y la moral se sacrifican en aras del placer. Los que frecuentan los salones de bailes no hacen de Dios el objeto de su contemplación y reverencia. La oración o los cantos de alabanza serían considerados intempestivos en esas asambleas y reuniones. Esta prueba debiera ser decisiva. Los cristianos verdaderos no han de procurar las diversiones que tienden a debilitar el amor a las cosas sagradas y a aminorar nuestro gozo en el servicio de Dios. La música y la danza de alegre alabanza a Dios mientras se transportaba el arca no se asemejaban para nada a la disipación de los bailes modernos. Las primeras tenían por objeto recordar a Dios y ensalzar su santo nombre. Los segundos son un medio que Satanás usa para hacer que los hombres se olviden de Dios y le deshonren.*

Los naipes son preludio del delito.-
Debiera prohibirse el juego de naipes. Las tendencias y las compañías relacionadas con él son, peligrosas. El príncipe de las potestades tenebrosas preside en la sala de juegos y doquiera se juegue a los naipes. Los malos ángeles son huéspedes familiares en esos lugares. En tales diversiones, no hay nada que beneficie al alma o al cuerpo. Nada hay que fortalezca el intelecto o que le proporcione ideas valiosas para un empleo futuro. La conversación gira en derredor de temas triviales y degradantes. . . . La pericia con la baraja no tardará en provocar un deseo de aprovechar ese conocimiento y tacto para obtener un beneficio personal. Se juega por una suma pequeña, y luego por otra mayor, hasta que se adquiere la sed del juego, que conduce a la ruina inevitable. ¡Cuántos fueron arrastrados por esta diversión perniciosa a toda práctica pecaminosa, a la pobreza, a 471 la cárcel, al homicidio y al cadalso! Y sin embargo, muchos padres no ven el terrible abismo de ruina que quiere tragarse a nuestros jóvenes.*

El temor de singularizarse.-
Los cristianos profesos, pero superficiales en su carácter y experiencia religiosa, son empleados por el tentador como lazos para entrampar. Esta clase está siempre lista para las reuniones de placer y deportes, y su influencia atrae a otros. Los jóvenes y señoritas que procuran ser cristianos de acuerdo con la Biblia son inducidos a unirse al grupo y atraídos en el círculo. No consultan con oración; la norma divina, para saber lo que dijo Cristo en cuanto a los frutos que debe llevar el árbol cristiano. No disciernen que estos entretenimientos son realmente el banquete de Satanás, preparado para impedir que las almas acepten la invitación a la cena del Cordero y reciban el manto blanco del carácter, que es la justicia de Cristo. Se confunden en cuanto a lo que es correcto hacer como cristianos. No quieren que se los considere singulares, y se inclinan naturalmente a seguir el ejemplo de los demás. Así caen bajo la influencia de los que nunca han sentido el toque divino sobre su mente o corazón.*

Evítese el primer paso.-
Tal vez no veáis peligro real en dar el primer paso hacia la frivolidad y la búsqueda de placeres, y penséis que cuando deseéis cambias vuestra conducta podréis hacer el bien tan fácilmente como antes de entregaros a hacer el mal. Pero esto es un error. Por la elección de malos compañeros, muchos han sido desviados paso a paso de la senda de la virtud a profundidades de desobediencia y disipación a las cuales consideraban una vez que les era imposible descender.*

Declaración de principios cristianos.-
Si Vd. pertenece realmente a Cristo, tendrá oportunidades de testificar por él. Será invitado a lugares de diversión, y tendrá ocasión de testificar por su Señor. Si es entonces fiel a Cristo, no tratará de 472 formular excusas por no asistir, sino que con sencillez y modestia declarará que es hijo de Dios y que sus principios no le permiten estar siquiera una vez en un lugar al cual no podría invitar la presencia de su Señor.*
Es el propósito de Dios manifestar por su pueblo los principios de su reino. A fin de que en su vida y carácter se revelen estos principios, él desea separarlos de las costumbres, hábitos y prácticas del mundo. . . .
Nos esperan escenas maravillosas; y en este tiempo debe manifestarse en la vida del profeso pueblo de Dios un testimonio vivo, a fin de que el mundo pueda ver que en estos tiempos en que el mal reina por todos lados, hay todavía un pueblo que pone a un lado su voluntad y procura hacer la de Dios, un pueblo en cuyo corazón y vida está escrita la ley divina. Dios espera de los que llevan el nombre de Cristo, que lo representen. Sus pensamientos han de ser puros, sus palabras nobles y elevadoras. La religión de Cristo se ha de entretejer con todo lo que hagan y digan. . . . El desea que sus hijos demuestren por su vida la ventaja que sobre la mundanalidad tiene el cristianismo; que demuestren que están trabajando en un plano elevado y santo. * 473

83. El Señuelo del Placer
El corazón natural lo procura.-
La mente natural se inclina hacia el placer y la complacencia propia. Es política de Satanás fabricarlos en abundancia. El procura llenar la mente de los hombres con un deseo de diversión mundanal, a fin de que no tengan tiempo de hacerse la pregunta: ¿Cómo está mi alma? El amor a los placeres es infeccioso. Entregada a él, la mente vuela de un punto a otro, buscando siempre una diversión.*

Los placeres del mundo infatúan; y por sus goces momentáneos muchos sacrifican la amistad del Cielo, así como la paz, el amor y el gozo que ella otorga. Pero aquellos selectos objetos de deleite no tardan en resultar desagradables y nada satisfactorios.*


Millones buscan diversiones.-
En esta era del mundo existe un afán de placeres que no tiene precedente. Por doquiera prevalecen la disipación y una prodigalidad temeraria. Las muchedumbres ansían divertirse. El espíritu se vuelve trivial y frívolo porque no se acostumbró a la meditación ni se disciplinó en el estudio. Un sentimentalismo ignorante es cosa corriente. Dios requiere de toda alma que sea culta, refinada, elevada y ennoblecida; pero con demasiada frecuencia toda realización valiosa queda descuidada en favor de la ostentación de las modas y el placer superficial.*

Las diversiones excitantes de nuestro tiempo mantienen febriles las mentes de hombres y mujeres, pero particularmente de los jóvenes, y esto mina su vitalidad mucho más que todos 474 sus estudios y trabajos físicos, además de tender a empequeñecer el intelecto y corromper la moralidad.*

La juventud es llevada por la corriente general. Los que aprenden a amar las diversiones, abren la puerta a un diluvio de tentaciones. Se entregan a los placeres sociales y a la alegría irreflexiva. Pasan de una forma de disipación a otra, hasta perder la capacidad y el deseo de vivir de una manera útil. Las aspiraciones religiosas se enfrían; la vida espiritual se debilita. Las más nobles facultades del alma, en una palabra, todo lo que liga al hombre con el mundo espiritual, es envilecido.*

Amadores de los placeres en la iglesia.-
Muchos están participando ávidamente en diversiones mundanales desmoralizadoras que la Palabra de Dios prohibe. Cortan así su relación con Dios y se colocan en las filas de quienes aman los placeres del mundo. Los pecados que destruyeron a los antediluvianos y las ciudades de la llanura existen hoy, no sólo en tierras paganas ni únicamente entre los que profesan un cristianismo popular, sino también entre algunos de los que profesan esperar la venida del Hijo del hombre. Si Dios os presentase estos pecados como los ve, os llenaríais de vergüenza y terror.*

El deseo de excitación y agradable entretenimiento es una tentación y una trampa para el pueblo de Dios y especialmente para los jóvenes. Satanás está preparando constantemente seducciones que distraigan las mentes de la obra solemne de preparación para las escenas que están a punto de sobrevenir. Por medio de los agentes humanos, mantiene una excitación continua para inducir a los incautos a participar en los placeres mundanales. Hay espectáculos, conferencias y una variedad infinita de entretenimientos calculados para inducirlos a amar al mundo; y esta unión con el mundo debilita la fe.*

Satanás es un hábil encantador.-
Los jóvenes se conducen generalmente como si las preciosas horas del tiempo de gracia, 475 mientras perdura aun la misericordia, fuesen una gran fiesta y como si ellos estuviesen en este mundo simplemente para divertirse y ser halagados con un ciclo continuo de excitaciones. Satanás ha estado haciendo esfuerzos especiales para inducirlos a encontrar felicidad en las diversiones mundanales y a justificarse mediante esfuerzos por demostrar que esas diversiones son inofensivas, inocentes y hasta importantes para la salud.*

El [Satanás] presenta la senda de la santidad como difícil mientras que los caminos del placer mundanal están cubiertos de flores. Ante los ojos de los jóvenes, despliega el mundo y sus placeres con colores halagüeños pero falsos. Mas los placeres de la tierra terminarán pronto, y se habrá de segar lo que se sembró.   El es, en todo sentido de la palabra, un engañador, un hábil encantador. Tiene muchas redes de mallas finas, que parecen inocentes, pero que han sido preparadas hábilmente para atrapar a los jóvenes incautos.*

Empequeñece la educación.-
Los padres cometen un error cuando introducen apresuradamente a sus hijos en la sociedad en edad temprana, como si temieran que no sabrán nada a menos que asistan a fiestas y traten con los amadores del placer. Aun mientras están en la escuela, les permiten que asistan a fiestas y se rocen con la sociedad. Este es un grave error. Sus hijos aprenden así lo malo mucho más ligero que las ciencias, y su mente se atiborra de cosas inútiles, mientras que su pasión por las diversiones se desarrolla a tal punto que les resulta imposible obtener siquiera un conocimiento de los ramos comunes de la instrucción. Su atención se divide entre los estudios y el amor al placer, y como este amor predomina, el progreso intelectual de esos jóvenes es lento.*
Como el antiguo Israel, los amantes de los placeres comen, beben y se levantan a bailar. Hay alegría y jaranas, hilaridad y júbilo. En todo esto los jóvenes siguen el ejemplo de los 476 autores que escribieron los libros puestos en sus manos, para que los estudien. El peor mal de todo esto es el efecto permanente que estas cosas ejercen sobre el carácter.*

Indiferencia hacia el último mensaje.-
Mientras que su tiempo de gracia estaba concluyendo, los antediluvianos se entregaban a una vida agitada de diversiones y festividades. Los que poseían influencia y poder se empeñaban en distraer la atención del pueblo con alegrías y placeres para que ninguno se dejara impresionar por la última solemne advertencia. ¿No vemos repetirse lo mismo hoy? Mientras los siervos de Dios proclaman que el fin de todas las cosas se aproxima, el mundo va en pos de los placeres y las diversiones. Hay constantemente abundancia de excitaciones que causan indiferencia hacia Dios e impiden que la gente sea impresionada por las únicas verdades que podrían salvarla de la destrucción que se avecina.*

Los observadores del sábado probados.-
Los jóvenes observadores del sábado que han cedido a la influencia del mundo, tendrán que ser probados. Los peligros de los postreros días están por sobrecogernos, y espera a los jóvenes una prueba que muchos no han anticipado. Se verán envueltos en perplejidad angustiosa, y la sinceridad de su fe será probada. Profesan esperar al Hijo del hombre; sin embargo, algunos de ellos han sido un miserable ejemplo para los incrédulos. No han estado dispuestos a renunciar al mundo, sino que se han unido a él asistiendo a picnics* y otras reuniones de placer, lisonjeándose de que participaban de diversiones inocentes. Sin embargo, son precisamente estas complacencias las que los separan de Dios, y los hacen hijos de este siglo...

Dios no reconoce como seguidor suyo al que busca el placer. 477 Unicamente los abnegados, los que viven con sobriedad, humildad y santidad, son verdaderos seguidores de Jesús. Y los tales no pueden disfrutar de la conversación frívola y vacía del que ama al mundo.*

La consideración suprema.-
Nadie empiece a creer que las diversiones son esenciales y que un negligente desprecio del Espíritu Santo durante las horas de placer egoísta se pueda considerar como asunto trivial. De Dios nadie se burla. Pregúntese cada persona joven: "¿Estaría yo preparado para que mi vida terminase hoy? ¿Tiene mi corazón el apresto que me haga idóneo para hacer la obra que el Señor me ha encargado?"* 478

84. Encaucemos a los jóvenes
Las normas se rebajan.-
Los padres están cediendo a las propensiones de sus hijos a amar al mundo. Abren la puerta a diversiones que una vez prohibían por principio.*

Aun entre los padres cristianos se ha sancionado demasiado el amor a las diversiones. Los padres han recibido las máximas del mundo, se han conformado a la opinión general de que era necesario que la primera parte de la vida de los niños y jóvenes se desperdiciase en la ociosidad, en diversiones egoístas e insensateces. De esta manera se ha creado el gusto por el placer excitante, y niños y jóvenes se han acostumbrado, a ello de tal modo que se deleitan en representaciones excitantes y les desagradan los serios y útiles deberes de la vida. Llevan una vida que concuerda más bien con la de los brutos. No piensan en Dios ni en las realidades eternas y revolotean como las mariposas en su estación del año. No actúan como seres sensatos cuya vida es capaz de medirse con la divina, y que habrán de dar cuenta al Señor por cada hora de su tiempo.*


Las madres pueden idear juegos.-
En vez de despedir a sus hijos de su presencia, para no ser molestadas por el ruido que hacen ni por las numerosas atenciones que desean, ella considerará que el mejor empleo que pueda dar a su tiempo consiste en calmar y distraer el espíritu inquieto y activo de ellos con alguna diversión u ocupación ligera y feliz. La madre quedará ampliamente recompensada por los esfuerzos que haga y el tiempo que dedique a inventar entretenimiento para sus hijos. 479

Los niños pequeños anhelan compañía. Por lo general, no pueden sentir gozo estando solos; y la madre debe considerar que, en la mayoría de los casos, el lugar de sus hijos cuando están en la casa es la habitación que ella ocupe. Puede entonces ejercer su vigilancia general sobre ellos y estar lista para arreglar sus pequeñas divergencias cuando ellos apelan a su juicio, corregir sus malos hábitos o sus manifestaciones de egoísmo y de ira, y encauzar debidamente sus espíritus. Los niños piensan que lo que a ellos les gusta agradará a su madre y les resulta muy natural consultarla en los asuntos menudos que les causan perplejidad. La madre, por su parte, no debiera herir el corazón de su pequeñuelo sensible tratando el asunto con indiferencia o negándose a ser molestada por cosas de tan poca importancia. Lo que es insignificante para ella es grande para ellos, y muchas veces una palabra de dirección o cautela en el momento oportuno resultará de gran valor.*

No se les prive de placeres inocentes.-
Por falta de tiempo y reflexión, más de una madre niega a sus hijos tal o cual placer inocente, mientras que sus dedos hábiles y sus ojos cansados se empeñan con diligencia en labores destinadas solamente al adorno, que a lo sumo sólo sirven para fomentar la vanidad y la prodigalidad en sus jóvenes corazones. Al acercarse los jóvenes a la edad adulta, estas lecciones dan por fruto el orgullo y la falta de dignidad moral. La madre se queja de las faltas de sus hijos, pero no se da cuenta de que cosecha lo que ella misma sembró.
Hay madres que no tratan a sus hijos de un modo uniforme. A veces les permiten hacer o tener cosas que les perjudican, y otras veces les niegan placeres inocentes que llenarían de contento los corazones infantiles. En esto no siguen el ejemplo de Cristo, quien amaba a los niños, comprendía sus sentimientos y simpatizaba con ellos en sus placeres y sus pruebas.* 480

Cómo los regía la Sra. de White.-
Cuando los niños ruegan que se los deje ir en cierta compañía, o asistir a tal reunión para divertirse, decidles: "Hijos, no os puedo dejar ir; sentaos aquí mismo y os diré por qué. Estoy trabajando para la eternidad y para Dios. El es quien os confió a mi cuidado. Para vosotros, ocupo el lugar de Dios, y por lo tanto debo velar sobre vosotros como quien deberá rendir cuentas en el día de Dios. ¿Quisierais que el nombre de vuestra madre se anotase en el libro del cielo como el de quien no cumplió su deber para con sus hijos y dejó que el enemigo entrase y ocupase el terreno que ella debiera haber ocupado? Niños, voy a deciros cuál es el buen camino, y luego si decidís apartaros de vuestra madre y entrar en caminos de maldad, ella estará libre de culpa, pero vosotros tendréis que sufrir por vuestro pecado."

Así solía obrar yo con mis hijos, y antes que terminara de hablar, se ponían a llorar y decían: "¿No quieres orar por nosotros?" Naturalmente, nunca rehusaba orar por ellos. Me arrodillaba a su lado y oraba por ellos. Luego me apartaba e intercedía con Dios hasta que el sol estaba ya alto en el cielo, tal vez durante toda la noche, para que cesase el ensalmo del enemigo y yo obtuviese la victoria. Aunque me costaba una noche de trabajo, me sentía ricamente recompensada cuando mis hijos se me echaban al cuello y decían: "¡Oh, mamá, nos alegramos tanto de que no nos dejaste ir cuando te lo pedíamos! Ahora vemos que habría sido malo."
Padres, así es como debéis obrar, como quienes toman el asunto en serio. Y debéis tomarlo en serio si esperáis salvar a vuestros hijos para el reino de Dios.*

Problemas de la adolescencia.-
En el estado actual de la sociedad no es tarea fácil para los padres refrenar a sus hijos e instruirlos de acuerdo con la regla del bien que dicta la Biblia. Los niños se vuelven a menudo impacientes bajo las restricciones, y quieren cumplir su voluntad, e ir y venir 481 como les place. Especialmente entre los diez y los dieciocho años, se inclinan a sentir que no hay daño alguno en ir a reuniones mundanales de compañeros jóvenes. Los padres cristianos experimentados pueden ver el peligro. Se han familiarizado con los temperamentos peculiares de sus hijos, y conocen la influencia que estas cosas tienen sobre su mente; y porque desean su salvación, debieran impedirles esas diversiones excitantes.*

Es necesario velar después de la conversión.-
Cuando los niños deciden por su cuenta abandonar los placeres del mundo y hacerse discípulos de Cristo, ¡de qué preocupación se ve librado el corazón de los padres cuidadosos y fieles! Aun entonces no deben cesar las labores de los padres. Estos jóvenes tan sólo han comenzado en serio la guerra contra el pecado y contra los males del corazón natural, y necesitan en un sentido especial el consejo y el cuidado vigilante de sus padres.*

Cómo guardarlos del mundo.-
¡Cuántos padres lamentan el hecho de que no pueden retener a sus hijos en la casa, pues ellos no tienen amor por ésta. Desde temprano desean estar en compañía de extraños; y tan pronto como tienen edad para ello, rompen con lo que les parece una esclavitud y restricciones irracionales, de modo que ya no quieren escuchar las oraciones de su madre ni los consejos de su padre. Por lo general una investigación revelaría que los padres tienen la culpa de esto. No hicieron del hogar lo que debiera haber sido: un lugar atractivo, agradable, radiante con la alegría de las palabras bondadosas, las miradas placenteras y el amor verdadero.

El secreto para salvar a vuestros hijos estriba en hacer vuestro hogar hermoso y atrayente. La indulgencia de los padres no ligará a los hijos con Dios ni con la familia, mientras que una influencia firme y piadosa dedicada a educar debidamente su espíritu, salvará de la ruina a muchos de ellos.*

Es deber de los padres vigilar las salidas y las entradas de  sus hijos. Deben estimularlos y presentarles incentivos que los atraigan al hogar y les hagan ver que sus padres se interesan en ellos. Deben hacer alegre y placentero el hogar.* 483



(El Hogar Cristiano de E. G. de White)

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