viernes, 24 de junio de 2011

SECCIÓN XIII. “EL USO DEL DINERO” EL HOGAR CRISTIANO. (EGW).


60. Mayordomos de Dios
Debemos reconocer la propiedad de Dios.-
El cimiento de la integridad comercial y del verdadero éxito es el reconocimiento del derecho de propiedad de Dios. El Creador de todas las cosas es el propietario original. Nosotros somos sus mayordomos. Todo lo que tenemos es depósito suyo para ser usado de acuerdo con sus indicaciones.
Es ésta una obligación que pesa sobre cada ser humano. Tiene que ver con toda la esfera de la actividad humana. Reconozcámoslo o no, somos mayordomos provistos por Dios de talentos y facilidades y colocados en el mundo para hacer una obra asignada por él.*

El dinero no es nuestro; ni nos pertenecen las casas, los terrenos, los cuadros, los muebles, los atavíos y los lujos. Tenemos tan sólo una concesión de las cosas necesarias para la vida y la salud.... Las bendiciones temporales nos son dadas en cometido, para comprobar si se nos pueden confiar riquezas eternas. Si soportamos la prueba de Dios, recibiremos la posesión adquirida que ha de ser nuestra: gloria, honra e inmortalidad.*

Tendremos que dar cuenta.-
Si nuestros hermanos quisieran tan sólo dedicar a la causa de Dios el dinero que les ha sido confiado, la porción que gastan en complacencias egoístas, en idolatría, depositarían un tesoro en el cielo y harían precisamente la obra que Dios les pide que hagan. 333

Pero como el rico de la parábola, viven suntuosamente. Gastan pródigamente e dinero que Dios les prestó en custodia, a fin de que lo usasen para gloria de su nombre. No se detienen a considerar su responsabilidad ante Dios, ni recuerdan que antes de mucho llegará el día en que habrán de dar cuenta de su mayordomía.*
Siempre debemos recordar que en el juicio confrontaremos la anotación de cómo usamos el dinero de Dios. Se gasta mucho en la complacencia propia, en cosas que no nos reportan beneficio verdadero alguno, sino que nos dañan realmente. Cuando comprendamos que Dios es quien da todo lo bueno y que el dinero es suyo, lo gastaremos sabiamente y conforme a su santa voluntad. No nos regiremos por las costumbres y modas del mundo. No ajustaremos nuestros deseos a sus prácticas, ni permitiremos que nos dominen nuestras inclinaciones.*

En nuestro uso del dinero haremos de él un agente de mejoramiento espiritual porque lo consideraremos como un cometido sagrado, que no ha de emplearse para fomentar el orgullo, la vanidad, el apetito o la pasión.*

Me fue mostrado que el ángel registrador anota fielmente toda ofrenda dedicada a Dios y puesta en la tesorería, y también el resultado final de los recursos así consagrados. El ojo de Dios reconoce todo centavo dedicado a su causa y la buena o mala disposición del dador. El motivo que impulsa a dar es también anotado.*

La familia debe dar sistemáticamente.-
"El primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, para guardarlo, según haya prosperado." Cada miembro de la familia, desde el mayor hasta el menor, puede tomar parte en esta obra de benevolencia. . . . El plan de la benevolencia sistemática* resultará para cada familia en una salvaguardia 334 contra las tentaciones a gastar recursos en cosas innecesarias, y será especialmente una bendición para los ricos al guardarlos de cometer prodigalidades.

Cada semana lo que Dios requiere de cada familia debe ser recordado por cada uno de sus miembros para cumplir plenamente el plan; y en la medida en que se haya negado alguna cosa superflua a fin de tener recursos que poner en la tesorería, quedarán inculcadas en su corazón lecciones valiosas en cuanto a ser abnegados para gloria de Dios. Una vez a la semana cada uno se ve frente a frente con lo que ha hecho durante la semana anterior, frente a los medios que podría tener si hubiese sido económico y a los recursos que no tiene por haberse complacido a sí mismo, y, como si fuera emplazada delante de Dios, su conciencia le aprueba o le acusa. Aprende que para conservar la paz del espíritu y el favor de Dios, debe comer, beber y vestir para gloria de él.*

En primer lugar, lo que Dios requiere.-
Los requerimientos de Dios ocupan el primer lugar. No estamos haciendo su voluntad si le consagramos lo que queda de nuestra entrada después que han sido suplidas todas nuestras necesidades imaginarias. Antes de consumir cualquier parte de nuestras ganancias, debemos sacar y presentar a Dios la porción que él exige. En la antigua dispensación, se mantenía siempre ardiendo sobre el altar una ofrenda de gratitud, para demostrar así la infinita obligación del hombre hacia Dios. Si nuestros negocios seculares prosperan, ello se debe a que Dios nos bendice. Una parte de estos ingresos debe consagrarse a los pobres, y una gran porción debe dedicarse a la causa de Dios. Cuando se le devuelve a Dios lo que él pide, el resto será santificado y bendecido para nuestro propio uso. Pero cuando un hombre roba a Dios reteniendo lo que él requiere, su maldición recae sobre el conjunto.*

Recordemos a los pobres.-
Para que representemos el carácter de Cristo, toda partícula de egoísmo tendrá que ser 335 expelida del alma. En el cumplimiento de la obra que él confió a nuestras manos, será necesario que demos cada jota y tilde que podamos ahorrar de nuestros recursos. Llegarán a nuestro conocimiento casos de pobreza y angustia en ciertas familias, y habrá que aliviar a personas afligidas y dolientes. Muy poco sabemos del sufrimiento humano que nos rodea por todas partes; pero al tener oportunidad para ello debemos estar listos para prestar inmediata asistencia a los que están bajo severa presión.*

Al despilfarrar dinero en lujos se priva a los pobres de los recursos necesarios para suplirles alimentos y ropas. Lo gastado para complacer el orgullo, en vestimenta, edificios, muebles y adornos, aliviaría la angustia de muchas familias pobres y dolientes. Los mayordomos de Dios han de servir a los menesterosos.*

El remedio de Dios para la codicia. -
La costumbre de dar, que es fruto de la abnegación, ayuda en forma admirable al dador. Le imparte una educación que le habilita para comprender mejor la obra de Aquel que anduvo haciendo bienes, aliviando a los dolientes y supliendo las necesidades de los indigentes.*

La benevolencia abnegada y constante es el remedio de Dios para los pecados roedores del egoísmo y de la codicia. Dios ordenó la benevolencia sistemática para sostener su causa y aliviar las necesidades de los dolientes y menesterosos. Mandó que se adquiera el hábito de dar, a fin de contrarrestar el peligroso y engañoso pecado de la codicia. El dar de continuo ahoga la codicia. La benevolencia sistemática está destinada por Dios a arrebatar los tesoros de los codiciosos a medida que los adquieren, para consagrarlos al Señor, a quien pertenecen....

La práctica constante del Plan divino de la benevolencia sistemática debilita la codicia y fortalece la benevolencia. Cuando aumentan las riquezas, los hombres, aun los que 336 profesan la piedad, aferran su corazón a ellas; y cuanto más tienen, menos dan a la tesorería del Señor. De modo que las riquezas hacen egoístas a los hombres, y el acumularlas alimenta la codicia; son males que quedan fortalecidos por el ejercicio activo. Dios conoce nuestro peligro y nos ha rodeado de medios destinados a impedir nuestra ruina. Requiere que practiquemos constantemente la benevolencia, a fin de que la fuerza del hábito de las buenas obras quebrante la fuerza del hábito adquirido en la dirección opuesta.* 337

61. Principios Financieros para la Familia
El dinero puede ser bendición o maldición.-
El dinero no es necesariamente una maldición; es algo de alto valor porque si se emplea correctamente puede hacer bien en la salvación de las almas y en beneficio de quienes son más pobres que nosotros. Por un uso pródigo o imprudente, . . . el dinero llegará a ser un lazo para quien lo gaste. El que emplea el dinero para satisfacer su orgullo y ambición hace de él una maldición más bien que una bendición. El dinero prueba constantemente los afectos. Todo aquel que lo adquiera en mayor cantidad que la realmente necesaria debe solicitar sabiduría y gracia para conocer su propio corazón y guardar a éste con diligencia, no sea que tenga necesidades imaginarias y llegue a ser un mayordomo infiel, que use con prodigalidad el capital que le confió el Señor.

Cuando amamos a Dios sobre todas las cosas, las temporales ocuparán su debido lugar en nuestros afectos. Si con humildad y fervor procuramos conocimiento y capacidad para hacer el debido uso de los bienes de nuestro Señor, recibiremos sabiduría de lo alto. Cuando el corazón se apoya en sus propias preferencias e inclinaciones, cuando se alberga el pensamiento de que el dinero puede conferir felicidad sin el favor de Dios, entonces el dinero llega a ser un tirano que domina al hombre; éste le concede su confianza y estima y lo adora como a un dios. Sacrifica en su altar el honor, la verdad y la 338 justicia. Pone a un lado los mandamientos de la Palabra de Dios; y las costumbres y los usos del mundo, ordenados por el rey Mammón, llegan a ser un poder que le domina.*

Procure cierta seguridad en la posesión de una casa.-
Si se hubiese continuado cumpliendo las leyes dadas por Dios, cuán diferente sería actualmente la condición del mundo, en lo moral, espiritual y temporal. No se manifestarían como ahora el egoísmo y el engreimiento, sino que cada uno demostraría bondadosa consideración por la felicidad y el bienestar ajenos.... En vez de hallarse las clases más pobres bajo el férreo calcañar de los ricos, en vez de que los sesos de otros hombres pensasen por ellos en lo temporal y en lo Espiritual, tendrían cierta oportunidad de ser independientes en sus pensamientos y acciones.

El saberse propietarios de sus propias casas les inspiraría un fuerte deseo de mejoría. No tardarían en adquirir habilidad para hacer planes por su cuenta; inculcarían a sus hijos hábitos de laboriosidad y economía y sus intelectos quedarían grandemente fortalecidos. Se sentirían hombres, no esclavos, y podrían recuperar en gran medida el perdido respeto propio e independencia moral.*
Enseñemos a nuestros hermanos a salir de las ciudades al campo, donde puedan obtener, una parcela de tierra y establecer un hogar para sí y sus hijos.*

En cuanto a vender sus casas.-
Hay hombres y mujeres pobres que me escriben pidiendo consejo en cuanto a si deben vender sus casas y dar el dinero a la causa. Dicen que los pedidos de recursos conmueven sus almas y quieren hacer algo para el Maestro que lo ha hecho todo para ellos. Quiero decir a los tales: "Tal vez no debáis vender vuestras casitas ahora mismo; pero id a Dios por vuestra cuenta; el Señor oirá ciertamente vuestras fervientes oraciones por sabiduría para conocer vuestro deber."*

Dios no pide ahora las casas que sus hijos necesitan para 339 vivir en ellas; pero si aquellos que tienen abundancia de bienes no oyen su voz, no se desligan del mundo ni se sacrifican para Dios, él los pasará por alto y llamará a quienes estén dispuestos a hacer cualquier cosa por Jesús, aun vender sus casas para satisfacer las necesidades de la causa .*

Una independencia loable.-
La independencia de cierta clase es loable. Es correcto que uno desee andar por su propia fuerza y no depender de otros por el pan que come. Es noble y generosa la ambición que dicta el deseo de sostenerse a sí mismo. Son necesarios los hábitos de laboriosidad y frugalidad.*

Equilibrio del presupuesto. -
Son muchísimos los que no se han educado de modo que puedan mantener sus gastos dentro de los límites de sus entradas. No aprenden a adaptarse a las circunstancias, y vez tras vez piden dinero prestado y se abruman de deudas, por lo que se desaniman y descorazonan.*

Llevad cuenta de los gastos. -
Los hábitos de complacencia propia, o la falta de tacto y habilidad de parte de la esposa y madre, pueden ser una carga constante para la tesorería; y sin embargo, tal vez piense esta madre que está haciendo lo mejor que puede, porque nunca se le enseñó a restringir sus necesidades y las de sus hijos, y nunca adquirió habilidad y tacto en los asuntos de la familia. Por esto puede ser que una familia necesite para su sostén dos veces más que otra igualmente numerosa.

Todos deben aprender a llevar cuentas. Algunos descuidan este trabajo, como si no fuese esencial; pero esto es erróneo. Todos los gastos deben anotarse con exactitud.*

Los males del despilfarro.-
Agradó al Señor mostrarme los males que resultan de los hábitos de derroche, para que pueda amonestar a los padres a que enseñen estricta economía a sus hijos. Enséñenles que el dinero que gasten en lo que no necesitan ha recibido un uso pervertido en vez del correcto.* 340

Si tenéis hábitos de prodigalidad, eliminadlos de vuestra vida en seguida. A menos que lo hagáis, estaréis en bancarrota para la eternidad. Los hábitos de economía, laboriosidad y sobriedad son para vuestros hijos una porción mejor que una rica dote.

Somos peregrinos y advenedizos en la tierra. No gastemos nuestros recursos en la satisfacción de deseos que Dios quiere vernos reprimir. Representemos adecuadamente nuestra fe restringiendo nuestros deseos.*

Un padre reprendido por su prodigalidad.-
Vd. no sabe emplear el dinero económicamente ni aprende a restringir sus deseos dentro de los límites de sus entradas... Tiene intenso deseo de obtener dinero, para gastarlo libremente en lo que dicte su inclinación, y su enseñanza y ejemplo han sido una maldición para sus hijos. ¡Cuán poco les interesan los buenos principios! Se vuelven cada vez más olvidadizos de Dios, menos temerosos de desagradarle, más impacientes por las restricciones. Cuanto más fácil es obtener dinero, menos agradecimiento se siente.*

A una familia que superaba sus recursos.-
Vd. debiera cuidar de que sus gastos no excedan sus entradas. Limite sus deseos.
Es una gran lástima que su esposa sea tan parecida a Vd. en cuanto a gastar recursos que le resulta imposible ayudarle en lo que respecta a cuidar de las salidas pequeñas a fin de evitar las pérdidas mayores. En la administración de su familia se producen constantemente gastos inútiles. Su esposa se deleita en ver a sus hijos vestidos en forma que supera sus recursos, y a causa de esto se desarrollan en esos hijos gustos y hábitos que los harán vanidosos y orgullosos. Si Vd. quisiera aprender la lección de economía y ver el peligro que este pródigo uso de los recursos entraña para Vds., sus hijos y la causa de Dios, obtendría una experiencia esencial para perfeccionar su carácter cristiano. A menos, que la 341 obtenga, sus hijos llevarán el molde de una educación deficiente mientras vivan. . . .

No quisiera inducirle a acumular recursos avariciosamente -cosa que sería difícil para Vd.- pero quisiera aconsejarles a ambos que gasten su dinero cuidadosamente y que por su ejemplo diario enseñen a sus hijos lecciones de frugalidad, abnegación y economía. Necesitan que se les eduque por el precepto y el ejemplo.*

Invitados a ser abnegados.-
Me fue mostrado que Vds., hermano mío y hermana mía, tienen mucho que aprender. No han vivido de acuerdo con sus recursos. No han aprendido a economizar. Si ganan un salario elevado, no saben aprovecharlo en todo lo posible. Consultan su gusto o apetito en vez de la prudencia. A veces gastan dinero en alimentos de una calidad que sus hermanos no pueden permitirse. Los pesos se escapan con facilidad de su bolsillo.... La abnegación es una lección que ambos tienen que aprender todavía.*

Los padres deben aprender a vivir dentro de sus recursos. Deben cultivar la abnegación en sus hijos y enseñarles por el precepto y el ejemplo. Deben hacer que sus deseos sean pocos y sencillos, a fin de disponer de tiempo para la cultura mental y espiritual.*

Hacerles los gustos no es amarlos. -
No enseñéis a vuestros hijos a pensar que vuestro amor hacia ellos debe expresarse satisfaciendo su orgullo, prodigalidad y amor a la ostentación. No es ahora el momento de inventar maneras de consumir el dinero. Dedicad vuestras facultades inventivas a tratar de economizarlo.*

La economía concuerda con la generosidad. -
La tendencia de los jóvenes en esta época es descuidar y despreciar la economía, confundiéndola con la mezquindad, y estrechez. Pero la economía concuerda con las opiniones y los sentimientos más amplios y liberales. Donde no se la practica, no puede haber verdadera generosidad. Nadie debe pensar que estudiar 342 la economía y los mejores métodos de aprovechar los fragmentos es rebajarse.*

El otro extremo: economía imprudente .-
No se honra a Dios cuando se descuida el cuerpo, o se lo maltrata, y así se lo incapacita para servirle. Cuidar del cuerpo proveyéndose alimento apetitoso y fortificante es uno de los principales deberes del ama de casa. Es mucho mejor tener ropas y muebles menos costosos que escatimar la provisión de alimento.
Algunas madres de familia escatiman la comida en la mesa para poder obsequiar opíparamente a sus visitas. Esto es desacertado. Al agasajar huéspedes se debiera proceder con más sencillez. Atiéndase primero a las necesidades de la familia.

Una economía doméstica imprudente y las costumbres artificiales hacen muchas veces imposible que se ejerza la hospitalidad donde sería necesaria y beneficiosa. La provisión regular de alimento para nuestra mesa debe ser tal que se pueda convidar al huésped inesperado sin recargar a la señora de la casa con preparativos extraordinarios.*

Jamás debe el deseo de ahorrar inducirnos a proporcionar comidas escasas. Los alumnos deben tener abundancia de alimentos saludables. Pero los que estén encargados de cocinar deben saber recoger los fragmentos para que nada se pierda.* La economía no significa mezquindad, sino un gasto prudente de los recursos porque hay que hacer una gran obra.*

Medios de aligerar la tarea de la esposa .-
La familia del Hno. E. vive de acuerdo con los principios de la economía más estricta.... El Hno. E. decidió concienzudamente no edificar cobertizo conveniente para la leña ni cocina para su familia numerosa, porque no se sentía con libertad para invertir recursos en conveniencias personales cuando la causa de Dios necesitaba dinero para progresar. Procuré demostrarle 343 que tanto para la salud como para la moral de sus hijos debía hacer de su hogar un sitio agradable y proveer medios que aligerasen el trabajo de su esposa .*

Asignación personal para la esposa.-
Vds. deben ayudarse mutuamente. No considere [el esposo] como virtud el aferrarse al portamonedas y negarle dinero a su esposa.* Debe asignar a su esposa cierta cantidad semanal y dejarle hacer lo que quiera con ese dinero. Vd. no le ha dado oportunidad de ejercer su tino o su gusto porque no comprende debidamente cuál es la posición que una esposa debe ocupar. La suya tiene una mentalidad excelente y bien equilibrada.*

Dé a su esposa una parte del dinero que recibe. Considérelo como perteneciente a ella y déjeselo usar como desee. Debiera haberle permitido gastar según su mejor criterio el dinero que ella misma ganaba. Si hubiese tenido cierta suma que gastar como propia, sin ser criticada, se le habría quitado una gran preocupación.*

Procure comodidad y salud.-
El Hno. P. no ha usado juiciosamente sus recursos. El juicio prudente no ha influido tanto en él como la voz y los deseos de sus hijos. No avalora como debiera los recursos que tiene en mano ni los gasta cautelosamente para las cosas más necesarias, las que debiera tener para gozar comodidad y salud. Toda la familia necesita mejorar al respecto. En ella se necesitan muchas cosas para vivir en forma conveniente y cómoda. La falta de aprecio por el orden sistemático en el arreglo de los asuntos familiares resulta perjudicial y desventajosa.*
No es vistiendo el cuerpo de tela burda ni privando al hogar de todo lo que contribuye a la comodidad, al buen gusto y a la conveniencia, como se logra que el corazón sea más puro o más santo.*
Dios no requiere que sus hijos se priven de lo que necesitan realmente para su salud y comodidad, pero no aprueba el desenfreno, la prodigalidad ni la ostentación .* 344

Aprenda a ahorrar y a gastar .-
Debiera Vd. aprender a reconocer cuando hay que ahorrar y cuando hay que gastar. No podemos decir que seguimos a Cristo a menos que nos neguemos a nosotros mismos y llevemos la cruz. Debemos pagar lo que debemos a medida que avanzamos; levantar los puntos caídos; suprimir las pérdidas y saber exactamente lo que poseemos. Vd. debiera sacar la cuenta de todas las sumas pequeñas gastadas en complacerse a si mismo. Debiera notar cuánto gasta para satisfacer el gusto y cultivar un apetito epicúreo pervertido. El dinero derrochado en golosinas inútiles podría dedicarse a aumentar las comodidades y conveniencias del hogar. No necesita ser tacaño; pero debe ser honrado consigo mismo y con sus hermanos. Ser tacaño es abusar de las bondades de Dios. La prodigalidad también es un abuso. Las pequeñas salidas que Vd. no considera dignas de mencionarse suman al fin una cantidad considerable.*

El corazón que será guiado.-
No es necesario especificar aquí cómo puede practicarse la economía en todo detalle. Aquellos cuyo corazón esté plenamente entregado a Dios, y reciban su Palabra como su guía, sabrán cómo deben conducirse en todos los deberes de la vida. Aprenderán de Jesús, que es manso y humilde de corazón; y al cultivar la mansedumbre de él, cerrarán la puerta a innumerables tentaciones.* 346
62. Debe Practicarse la Economía

"Recoged los pedazos."-
Cristo dio una vez a sus discípulos una lección de economía que merece cuidadosa atención. Realizó un milagro para alimentar a los millares de hambrientos que habían escuchado sus enseñanzas. Sin embargo, después que todos hubieron comido y quedado saciados, no permitió que se perdiesen los pedazos. El que podía, cuando ella lo necesitaba, alimentar a la vasta multitud por su poder divino, invitó a sus discípulos a recoger los pedazos, a fin de que nada se perdiese. Esta lección fue dada tanto para nuestro beneficio como para el de aquellos que vivían en tiempo de Cristo. El Hijo de Dios se preocupaba por las necesidades de la vida temporal. No descuidó los fragmentos rotos sobrantes del festín, aunque podía ofrecer otro igual cuando quisiera.*

Las lecciones de Jesucristo deben introducirse en toda fase de la vida práctica. Debe practicarse la economía en todo. Recójanse los pedazos, para que nada se pierda. Existe una religión que no toca el corazón y llega por lo tanto a consistir en formular palabras. No se la introduce en la vida práctica. Deben entremezclarse el deber religioso y la más elevada prudencia humana en las actividades comerciales.*

Sigamos a Cristo en la abnegación. -
A fin de familiarizarse con los chascos, pruebas y tristezas que afectan a los seres humanos, Cristo descendió a las más bajas profundidades de la desgracia y la humillación. Recorrió la senda que él pide a sus seguidores que recorran. Les dice: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su 347 cruz cada día, y sígame." Pero los que profesan ser cristianos no están siempre dispuestos a practicar la abnegación que el Salvador requiere. No están dispuestos a limitar sus deseos a fin de tener más recursos que dar al Señor. Uno dice: "Mi familia tiene gustos dispendiosos, y me cuesta mucho sostenerla." Esto demuestra que tanto él como su familia necesitan aprender las lecciones de economía enseñadas por la vida de Cristo....
A todos llega la tentación de satisfacer deseos egoístas y exorbitantes, pero recordemos que el Señor de la vida y la gloria vino a este mundo para enseñar a la humanidad la lección de la abnegación.*
Los que no viven para sí no dedicarán cada peso a satisfacer sus necesidades imaginarias ni a proveerse de comodidades, sino que recordarán que están sirviendo a Cristo y que otros necesitan también comida y ropa.*

Economicemos para ayudar a la causa de Dios.-
Mucho podría decirse a los jóvenes acerca del privilegio de ayudar a la causa de Dios aprendiendo lecciones de economía y abnegación. Muchos piensan que deben darse este o aquel otro gusto, y para hacerlo se acostumbran a vivir de un modo que consume todas sus entradas. Dios quiere que obremos mejor al respecto.

Pecamos contra nosotros mismos cuando nos quedamos satisfechos con tener lo suficiente para comer, beber y vestirnos. Dios nos presenta algo más elevado que esto. Cuando estemos dispuestos a hacer a un lado nuestros deseos egoístas y dediquemos las facultades del corazón y de la mente a trabajar en la causa de Dios los agentes celestiales cooperarán con nosotros y nos harán una bendición para la humanidad.
Aunque sea pobre, el joven laborioso y económico puede ahorrar un poco para la causa de Dios.*

Cuando nos tientan los gastos inútiles. -
Cuando nos vemos 348 tentados a gastar dinero en baratijas, debemos recordar la abnegación de Cristo y su sacrificio propio para salvar al hombre caído. Debemos enseñar a nuestros hijos a practicar la abnegación y el dominio propio. La razón por la cual tantos pastores se ven frente a momentos difíciles en asuntos financieros estriba en que no limitan sus gustos, apetitos e inclinaciones. El motivo por el cual tantos hombres hacen bancarrota y se apoderan con improbidad de recursos ajenos reside en que procuran satisfacer los gustos dispendiosos de sus esposas e hijos. ¡Con cuánto cuidado debieran los padres y las madres enseñar economía a sus hijos por el precepto y el ejemplo!*

¡Ojalá pudiera hacer comprender a cada uno cuán grave es el pecado de malgastar el dinero del Señor en necesidades imaginarias! El expendio de sumas que parecen pequeñas puede iniciar una cadena de circunstancias que llegará hasta la eternidad. Cuando sesione el juicio y los libros sean abiertos, se os revelará el lado de las pérdidas: el bien que podríais haber hecho con las blancas acumuladas y las sumas mayores que gastasteis en fines totalmente egoístas.*

Cuidemos los centavos.-
No gastéis vuestros centavos ni vuestros pesos en comprar cosas innecesarias. Tal vez penséis que estas sumas pequeñas no representan mucho, pero estas muchas pequeñeces resultarán en un ingente total. Si pudiéramos, solicitaríamos los recursos que se gastan en cosas inútiles, en vestidos y satisfacciones egoístas. Por todos lados y en toda forma nos rodea la pobreza, y Dios nos ha impuesto el deber de aliviar de toda manera posible a la humanidad que sufre.

El Señor quiere que sus hijos se preocupen y sean serviciales. Quiere que estudien cómo pueden economizar en todo y no malgastar cosa alguna.*

Parece muy pequeña la suma que se gasta diariamente en cosas inútiles pensando. "No son más que unos centavos;" 349 pero multiplíquense esas menudas cantidades por los días del año, y con el transcurso del tiempo las cifras parecerán casi increíbles.*

No compitamos con los vecinos.-
No es lo mejor tratar de aparentar que somos ricos o superiores a lo que somos, a saber sencillos discípulos del manso y humilde Salvador. No debe perturbarnos el que nuestros vecinos construyan y amueblen sus casas de una manera que no estamos autorizados a seguir. ¡Cómo debe mirar Jesús la forma en que proveemos egoístamente para satisfacer nuestros apetitos e inclinaciones, o para agradar a nuestros huéspedes! Viene a ser un lazo para nosotros el ceder al deseo de ostentación, o permitir que lo hagan los hijos que están bajo nuestra dirección.*

Experiencia personal de la Sra. de White en la niñez. -
Cuando tenía sólo doce años, ya sabía lo que era economizar. Con mi hermana, aprendí un oficio, y aunque sólo ganábamos veinticinco centavos por día, ahorrábamos un poco de esta suma para darlo a las misiones. Economizamos poco a poco hasta tener treinta dólares. Luego, cuando oímos el mensaje de la pronta venida del Señor, y un pedido de recursos, así como de hombres, fue para mi un privilegio entregar los treinta dólares a mi padre y pedirle que los invirtiera en folletos y otros impresos para comunicar el mensaje a los que estaban en tinieblas. . . .

Con el dinero ganado en nuestro oficio, mi hermana y yo nos vestíamos. Entregábamos nuestro dinero a mamá, diciéndole: "Haz la compra de manera que, después de pagar por nuestra ropa, quede algo para la obra misionera." Y así lo hacía ella, con lo que estimulaba a nosotras el espíritu misionero.*

Economicemos por principio.-
Aquellos cuyas manos están abiertas para responder a los perdidos de recursos con que sostener la causa de Dios y aliviar los dolientes y menesterosos 350 no se cuentan entre los que son flojos y morosos en el manejo de sus negocios. Tienen siempre cuidado de que sus salidas queden cubiertas por sus entradas. Son ahorrativos por principio; consideran que es su deber economizar, a fin de tener algo que dar. * 351

63. Instrucciones a los Niños en Cuanto al Dinero
Inculquémosles hábitos sencillos.-
Los padres deben criar a sus hijos en hábitos de dominio propio y abnegación. Deben recordarles constantemente su obligación de obedecer la Palabra de Dios y de vivir con el propósito de servir a Jesús. Han de enseñar a sus hijos que es necesario vivir de acuerdo con hábitos sencillos y evitar gastos elevados en los vestidos, la alimentación, el alojamiento y los muebles.*

Cuando los niños son aún muy tiernos, se les debe enseñar a leer, a escribir, a comprender los números, y a llevar sus propias cuentas. Pueden avanzar paso a paso en este conocimiento. Pero ante todo, debe enseñárseles que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría.*

Consideren las finanzas de la familia.-
Las ideas erróneas relativas al uso del dinero exponen a los jóvenes a muchos peligros. No se les debe sostener ni suministrarles dinero como si hubiese una provisión inagotable de la cual pueden sacar para satisfacer cualquier necesidad imaginaria. Se ha de considerar al dinero como un don que Dios nos ha confiado para llevar a cabo su obra, para establecer su reino, y los jóvenes deben aprender a poner freno a sus deseos.*

No multipliquéis vuestros deseos, especialmente si las entradas para los gastos del hogar son limitadas. Reducid vuestras necesidades a lo que alcancen los recursos de vuestros padres. El Señor reconocerá y elogiará vuestros esfuerzos 352 abnegados.... Sed fieles en lo menos, y no correréis peligro de descuidar las responsabilidades mayores. La Palabra de Dios declara: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel."*

Lecciones respecto al valor del dinero.-
El dinero que los jóvenes obtengan con muy poco esfuerzo no será apreciado. Algunos tienen que ganarlo trabajando arduamente y con privaciones. Pero ¡cuánto más seguros están los jóvenes que saben exactamente de dónde proviene el dinero que gastan, que saben lo que cuestan sus ropas y sus alimentos, así como lo que se requiere para comprar una casa!

Hay muchas maneras por las cuales los niños pueden ganar dinero y desempeñar su parte en cuanto a llevar ofrendas a Jesús, quien dio su vida por ellos.... Debe enseñárseles que el dinero que ganan no les pertenece para gastarlo según su criterio inexperto, sino que han de usarlo juiciosamente y dar con fines misioneros. No han de contentarse con recibir dinero de su padre o de su madre y ponerlo en la tesorería como ofrenda, cuando no es suyo. Deben preguntarse: "¿Daré lo que nada me cuesta?"*

Es posible ayudar en forma, imprudente a nuestros hijos. Los que trabajan para sostenerse en el colegio aprecian sus ventajas mejor que quienes las obtienen gracias al esfuerzo de otros, porque saben lo que cuestan. No debemos sostener a nuestros hijos hasta que lleguen a ser cargas incapacitadas.*
Los padres se equivocan acerca de su deber si a un joven dotado de fuerza física le entregan, antes que haya tenido experiencia en el trabajo pesado útil, el dinero necesario para ingresar en un curso de estudios con el fin de llegar a ser pastor o médico.*

Aliénteseles a ganar dinero.-
Más de un niño que vive fuera de la ciudad puede disponer de un terrenito que le permita aprender a cultivar una huerta. Se le puede enseñar a hacerlo para conseguir dinero que dar a la causa de Dios. 353
Tanto las niñas como los niños pueden participar en este trabajo, el cual les enseñará el valor del dinero y a economizarlo, con tal que se los instruya correctamente. Además de obtener dinero con fines misioneros, los niños pueden ayudar a comprar la ropa que necesitan, y se les debe alentar a que lo hagan.*

Refrénense los gastos imprudentes.-
¡Oh, cuánto dinero malgastamos en cosas inútiles para la casa, en vestidos cargados de adornos, en caramelos y otras cosas que no necesitamos! Padres, enseñad a vuestros hijos que es malo emplear el dinero de Dios para la satisfacción propia.... Alentadlos a ahorrar sus centavos siempre que puedan, para dedicarlos a la obra misionera. Al practicar la abnegación adquirirán una rica experiencia y estas lecciones evitarán muchas veces que contraigan hábitos de intemperancia.*

Los niños pueden aprender a manifestar su amor por Cristo negándose bagatelas inútiles, en cuya compra se les va mucho dinero. En toda familia debe obrarse en consecuencia. Ello requiere tacto y método, pero resultará en la mejor educación que los niños puedan recibir. Si todos los niñitos presentasen sus ofrendas al Señor, sus donativos serían como los arroyuelos que, al fluir unidos, forman un río.*

Téngase una pequeña alcancía sobre la chimenea o en algún lugar seguro donde se la pueda ver, para que los niños coloquen en ella sus ofrendas para el Señor. . . . Así se los puede educar para Dios.*

Enséñeseles a pagar diezmos y ofrendas.-
No sólo pide el Señor el diezmo como suyo, sino que nos indica cómo debemos reservarlo para él. Dice: "Honra a Jehová de tu sustancia, y de las primicias de todos tus frutos." Esto no enseña que hayamos de gastar nuestros recursos para nosotros mismos y llevar el resto al Señor, aun cuando fuese por lo demás un diezmo honrado. Apártese en primer lugar la porción de Dios. Las instrucciones dadas por el Espíritu Santo mediante 354 el apóstol Pablo acerca de los donativos exponen un principio que se aplica también al diezmo: "Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la bondad de Dios pudiere." Esta recomendación abarca a padres e hijos.*

Un error de muchos padres ricos.-
A menudo las circunstancias en las cuales se vea colocado un niño ejercerán en él una influencia más eficaz que el ejemplo de los padres. Ciertos padres ricos esperan que sus hijos serán lo que ellos mismos fueron en su juventud, y si esto no sucede culpan de ello a la depravación de la época. Pero no tienen derecho a esperar esto de sus hijos a menos que los hayan puesto en circunstancias similares a aquellas en las cuales ellos mismos vivieron. Las circunstancias en que vivió el padre hicieron de él lo que es. En su juventud la pobreza le apremió y tuvo que trabajar con diligencia y perseverancia. Su carácter se modeló en la severa escuela de la pobreza. Se vio obligado a ser modesto en sus deseos, activo en su trabajo, sencillo en sus gustos. Tuvo que hacer trabajar sus facultades para obtener alimento y ropa. Le tocó practicar la economía.
Los padres trabajan para colocar a sus hijos en situación desahogada, antes que en la misma en que ellos comenzaron. Este es un error común. Si los niños tuviesen que aprender hoy en la misma escuela en que aprendieron sus padres, llegarían a ser tan útiles como ellos. Los padres han alterado las circunstancias de sus hijos. La pobreza fue maestra del padre; al hijo le rodea la abundancia de recursos. Todas sus necesidades están suplidas. El carácter del padre fue modelado bajo la severa disciplina de la frugalidad; él apreciaba todo beneficio trivial. Los hábitos y el carácter de su hijo serán formados, no por las circunstancias que existían antes, sino por la situación actual, de comodidad e indulgencia.... Cuando abundan los lujos por todos lados ¿cómo es posible negárselos?* 355

El mejor legado de los padres.-
El mejor legado que los padres pueden dejar a sus hijos es un conocimiento del trabajo útil y el ejemplo de una vida caracterizada por la benevolencia desinteresada. Por una vida tal demuestran el verdadero valor del dinero, que debe ser apreciado únicamente por el bien que realizará al aliviar las necesidades propias y ajenas y al adelantar la causa de Dios.* 356

64. La Integridad Comercial
La Biblia es fuente de principios.-
No hay ramo de negocios lícitos para el cual no provea la Biblia una preparación esencial. Sus principios de diligencia, honradez, economía, temperancia y pureza son el secreto del verdadero éxito. Estos principios, según los presenta el libro de Proverbios, constituyen un tesoro de sabiduría práctica. ¿Dónde pueden hallar el comerciante, el artesano, el director de hombres en cualquier ramo comercial, mejores máximas para sí y sus empleados que las que se encuentran en las palabras del sabio? "¿Ves a un hombre diligente en sus negocios? se presentará delante de los reyes; no estará en presencia de hombres de baja esfera."  "En todo trabajo hay provecho; mas la parlería de los labios conduce solamente a la indigencia." "El alma del perezoso desea, y nada tiene." "El beodo y el comilón empobrecerán, y la somnolencia vestirá al hombre de andrajos.". . .

Más de un hombre hubiera escapado al fracaso y a la ruina financiera, si hubiese tenido en cuenta las repetidas advertencias que se recalcan en las Escrituras:
"El que se apresura a enriquecerse no será inocente."  "Las riquezas adquiridas sin esfuerzo se menoscaban; pero el que recoge con mano laboriosa, las aumenta." "Allegar tesoros con lengua mentirosa, es como el fugaz aliento de los que buscan la muerte." "El que toma prestado es siervo de aquel que presta." 357

"Llevará el daño aquel que sale por fiador de un extraño; mas el que odia las fianzas anda seguro."* El octavo mandamiento condena . . . el hurto y el robo. Exige estricta integridad en los más mínimos pormenores de los asuntos de la vida. Prohibe la excesiva ganancia en el comercio, y requiere el pago de las deudas y de salarios justos.*

La falta de honradez degrada.-
Pierde su respeto propio [el que dice mentira o practica el engaño]. Tal vez no sea consciente de que Dios le ve y conoce cada una de sus transacciones comerciales, que los santos ángeles pesan sus motivos y escuchan sus palabras, y que será recompensado según sus obras; pero aun cuando pudiera ocultar de la inspección humana y divina su mal proceder, el hecho de que él mismo lo conoce degrada su mente y carácter. Un acto no determina el carácter, pero quebranta la valla, y es más fácil admitir la siguiente tentación, hasta que finalmente se ha contraído un hábito de prevaricación e improbidad en los negocios, y no se puede tener confianza en el hombre.*

Si al tratar con nuestros semejantes cometemos pequeñas faltas de honradez o fraudes más audaces, así trataremos también con Dios. Los hombres que persisten en una conducta ímproba seguirán sus principios hasta defraudar a sus propias almas y perder el cielo y la vida eterna. Sacrificarán el honor y la religión por una mezquina ventaja mundanal.*

Rehúyanse las deudas.-
Muchas familias son pobres porque gastan su dinero tan pronto como lo reciben.*
Vd. debe reconocer que uno no debe manejar sus asuntos de una manera que le hará contraer deudas.... Cuando uno se queda endeudado, está en una de las redes que Satanás tiende a las almas....
Constituye una trampa el retirar dinero antes de haberlo ganado, y gastarlo, cualquiera que sea el fin que se tenga al hacerlo.*

A quien gastaba más de lo que ganaba.-
Vd. no debiera 358 dejarse arrastrar a enredos financieros, porque el hecho de estar endeudado debilita su fe y tiende a desanimarle. Aun el pensar en ello casi le enajena. Necesita reducir sus gastos y luchar para suplir esta deficiencia de su carácter. Puede y debe hacer esfuerzos resueltos para dominar su disposición a gastar más de lo que son sus entradas.*

Oprobio para la causa de Dios.-
El mundo tiene derecho a esperar estricta integridad de aquellos que profesan ser cristianos de acuerdo con la Biblia. Por la indiferencia de un hombre en cuanto a pagar sus justas deudas, todos nuestros hermanos están en peligro de ser considerados como deshonestos.*

Los que aseveran tener la menor medida de piedad deben adornar la doctrina que profesan, y no dar ocasión a que la verdad sea vilipendiada por causa de su conducta inconsiderada. "No debáis a nadie nada," dice el apóstol.*

Consejos a un deudor.-
Resuelva que nunca se volverá a endeudar. Niéguese mil cosas antes que endeudarse. El contraer deudas ha sido la maldición de su vida. Evítelo como evitaría la viruela. Haga un solemne pacto con Dios, de que por su bendición pagará sus deudas y no volverá a deber cosa alguna a nadie aun cuando haya de sustentarse con gachas de maíz y pan. Al ordenar la comida, es muy fácil gastar algunas monedas en algo adicional. Cuídense los centavos, y se ahorrarán pesos. Niéguese algo, por lo menos mientras le acosan las deudas.... No vacile, no se desanime ni retroceda. Sacrifique sus gustos, rehuse satisfacer sus apetitos, ahorre sus centavos y pague sus deudas. Liquídelas cuanto antes. Cuando pueda erguirse nuevamente como hombre libre, que no deba a nadie nada, habrá obtenido una gran victoria.*

Consideración hacia los deudores desafortunados.-
Si algunos están endeudados y no pueden realmente cumplir sus obligaciones, no se los debe apremiar a hacer lo que les resulta imposible. Se les debe dar una oportunidad de liquidar 359 sus deudas, y no colocarlos en una situación que los incapacite por completo para salir de deudas. Aun cuando una conducta tal pudiera considerarse justa, no representa la misericordia ni el amor de Dios.*

Hay peligro en los extremos.-
Algunos no son discretos e incurren en deudas que podrían evitarse. Otros manifiestan una cautela que raya en incredulidad. Aprovechando as circunstancias podemos a veces invertir recursos tan ventajosamente que la obra de Dios será fortalecida y edificada, y esto no obstante habernos mantenido estrictamente fieles a los buenos principios.* 360

65. Economía y Previsión
La adquisición de morada y el ahorro.-
El Hno. y la Hna. B. no han aprendido la lección de la economía.... Lo gastaban todo a medida que avanzaban, por mucho que fuera. Gozaban de la vida mientras procedían adelante, luego cuando les alcanzaba la aflicción, no tenían preparación alguna.... Si los Hnos. B. hubiesen manejado sus asuntos con economía y abnegación, ya habrían obtenido una casa propia y tendrían, además, recursos con que hacer frente a la adversidad. Pero no quieren ahorrar como lo han hecho otros, de quienes ellos han dependido a veces. Si no aprenden estas lecciones, su carácter no será hallado perfecto en el día de Dios.*

Consejos útiles.-
Vd. se ha dedicado a un negocio que en ocasiones le rendía grandes ganancias de una vez. Después de haber obtenido recursos, Vd. no aprendió a economizar para el tiempo en que no fuese tan fácil ganar dinero, sino que gastó mucho en necesidades imaginarias. Si Vd. y su esposa hubiesen comprendido que Dios les imponía el deber de sacrificar sus gustos y deseos a fin de proveer para lo futuro en vez de vivir meramente para lo presente, podría tener ahora lo suficiente y su familia podría gozar de las comodidades de la vida. Vd. tiene que aprender una lección. . . . Es la de sacar el mejor provecho posible de lo poco.*

Debieran ahorrar sistemáticamente.-
Si Vd. hubiese economizado debidamente podría disponer hoy de un capital para los casos de emergencia y para ayudar a la causa de Dios. Cada semana debiera poner en reserva una porción de su 361 sueldo, y no tocarla a menos que fuera para hacer frente a una necesidad real o para devolverla al Dador en ofrenda a Dios...

Los recursos que ganó no se han gastado sabia y económicamente, de modo que quedara un sobrante para un caso de enfermedad y su familia se viese privada de los recursos que Vd. gana para sostenerla. Ella debiera tener algo con que contar si Vd. se viese en situación difícil.*

Acerca de una cuenta de ahorros.-
Cada semana Vd. debiera colocar en lugar seguro cinco o diez dólares que no se habrían de usar sino en caso de enfermedad. Obrando con economía puede invertir algo que le reporte interés. Mediante una administración sabia puede ahorrar algo después de pagar sus deudas.*
He conocido una familia que recibía veinte dólares por semana y los gastaba hasta el último centavo; mientras que otra, con el mismo número de miembros, que recibía tan sólo doce dólares por semana, ahorraba uno o dos dólares semanalmente, aunque tuviera que privarse de comprar cosas que parecían necesarias pero no indispensables.*

La propiedad asegurada por un testamento.-
Los que son fieles mayordomos de los recursos del Señor, conocerán exactamente la situación de sus negocios, y como hombres prudentes estarán preparados para cualquier emergencia. Si hubiese de terminar repentinamente su tiempo de gracia, no dejarían en una perplejidad tan grande a aquellos que se viesen en la necesidad de ordenar sus bienes.

Muchos no se preocupan de hacer su testamento mientras gozan aparentemente de salud. Pero nuestros hermanos debieran tomar esa precaución; debieran conocer su situación financiera y no dejar que sus negocios se enreden. Deben ordenar su propiedad de manera que puedan dejarla en cualquier momento.
Los testamentos deben hacerse de una manera que resista la prueba de la ley. Después de haber sido formulados, pueden 362 permanecer durante años, y no causar ningún perjuicio, aunque se continúe haciendo donativos de vez en cuando, según la causa los necesite. La muerte no llegará un día más temprano, hermanos, porque hayáis hecho vuestro testamento. Al legar vuestra propiedad por testamento a vuestros parientes, cuidad de no olvidar la causa de Dios. Sois sus agentes, conservadores de su propiedad; y debéis considerar primero sus requerimientos. Vuestra esposa y vuestros hijos no han de ser dejados en la indigencia; debéis proveer para ellos, si lo necesitan. Pero no introduzcáis en vuestro testamento, simplemente porque es costumbre hacerlo, una larga lista de parientes que no sufren necesidad.*

Recuerde la causa de Dios a tiempo.-
Nadie piense que cumplirá con el sentir de Cristo si retiene avariciosamente su propiedad durante su vida y luego al morir lega una porción de ella a alguna causa benevolente.*

Algunos retienen egoístamente sus recursos durante su vida, confiados en que repararán su negligencia recordando la causa en su testamento. Pero ni la mitad de los recursos así legados llega jamás a beneficiar el objeto especificado. Hermanos y hermanas, invertid en el banco del cielo vosotros mismos, y no dejéis a otros vuestra mayordomía.*

La transferencia de bienes a los hijos.-
Los padres debieran experimentar gran temor al confiar a sus hijos los talentos de recursos que Dios puso en sus manos, a menos que tengan la máxima seguridad de que sus hijos tienen mayor amor e interés por la causa de Dios de los que ellos mismos manifiestan, y de que esos hijos serán más fervientes y celosos que ellos para hacer progresar la obra de Dios y tendrán mejor voluntad para llevar adelante las diversas empresas relacionadas con ella que requieren recursos. Son muchos empero los que ponen sus medios en las manos de sus hijos y les imponen así la responsabilidad de su mayordomía porque Satanás los impulsa a ello. Al hacerlo ponen efectivamente aquellos recursos363 en las filas del enemigo. Satanás ordena el asunto de acuerdo con sus propios fines y priva a la causa de Dios de los recursos que ella necesita para estar abundantemente sostenida.*

La maldición de la riqueza acumulada.-
Los que adquieren riquezas con el propósito de guardarlas dejan a sus hijos la maldición de ellas. Hacer esto es un pecado, un terrible pecado que pone en peligro el alma de padres y madres, y se extiende a su posteridad. Con frecuencia los hijos gastan sus medios con insensata prodigalidad, en una vida desenfrenada, al punto de trocarse en mendigos. No conocen el valor de la herencia que derrocharon. Si sus padres y madres les hubiesen dado un buen ejemplo, al distribuir sus riquezas en vez de acumularlas, se habrían asegurado tesoros en los cielos y aun en este mundo habrían recibido en recompensa paz y felicidad y en la vida futura riquezas eternas.* 364


                                                                                                                                  
                                                                                                                       (El Hogar Cristiano de E. G. de White)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muy Agradecido por tu Comentario.