Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas,
sabed que está cerca el reino de Dios (Lucas 21:31).
En muchos aspectos, la vida es más grata en nuestra épocas.
Hay más posibilidades educacionales;
más comodidades y bienestar.
Pero también, más inmoralidad y violencia.
¿Qué significa este contrasentido?
¿Adónde nos conduce?
¿Podremos detener su marcha?
Raúl Oscar Abdala comentaba en un interesante y simpático artículo, “aquello que la gente ha dejado de ver como malo”. Subrayaba al respecto los pro y contra de esta nueva manera de mirar. “La vida –decía– . . . es ahora menos rígida, convencional y aparatosa . . . con menos vallas incomunicantes y mucho menor carga de ceremonial”.
Coincidimos: esta liberación de prejuicios es positiva. Pero –y volvemos a Abdala– “lleva en ancas su propio defecto”. “Enfermas de un daltonismo ético y estético que confunde en un solo color lo bueno y lo malo, lo feo y lo bello, las masas no distinguen nada reprensible –es decir: están a un paso de aprobarlo con entusiasmo– en la violencia y la perversidad que se enseñorean de las calles; en la brutalidad, la necedad y el cinismo; en la orfandad de recato y finura en las relaciones eróticas; en el cruel desapego de padres e hijos, de esposos y hermanos . . . “
Abdala ve en nuestra época: “luz verde para todo”. Pero la Biblia indica: “Esto también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos: que habrá hombres avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes a los padres, ingratos, sin santidad, sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios; teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:1-5).
La profecía se está cumpliendo. Aunque malos, los tiempos peligrosos que vivimos, tienen en sí mismos un punto positivo: nos advierten de los que vendrá. Jesús dijo: “cuando viereis estas cosas entended que está cerca el reino de Dios” (Lucas 21:31). La luz no es verde, es amarilla: ¡precaución! Pronto será roja.
Y todos tendremos que detenernos para dar paso al cortejo más impresionante de la historia: el Señor Jesucristo, quien vendrá con sus ángeles. Y dará entonces luz verde a la eternidad a todos lo que habrán creído en su nombre y se habrán atrevido a ser hombres buenos en tiempos malos. Amiga, amigo mío, ese hombre, esa mujer puedes ser tú: ¿lo crees?
La voz.org/MHP
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