viernes, 17 de junio de 2011

12. “TIEMPO DE SABER IMITAR” CURSO ¡TIEMPO JOVEN!


De Corazón a Corazón
“Una Ventana Abierta al Camino del Éxito Juvenil”
Tiempo Joven Lección 12/13

¡Hola! ¿Cómo te va? Deseamos que te encuentres bien. Nosotros, contentos de poder dialogar contigo, y de enviarte nuestro afectuoso saludo. Como notas, éste es el penúltimo tema de nuestro curso. Apenas uno más, y habrás llegado a la meta que te propusimos en un comienzo.

Cierto joven príncipe vivía atormentado a causa del defecto físico que padecía. Al mirarse en el espejo y compararse con los demás, comprendía que no podía ser feliz con esa fea joroba. ¡Cuánto deseaba tener una espalda recta! Y en su dolor, solía ir al jardín de su residencia palaciega, y allí se colocaba delante de la estatua de un atleta que adornaba el lugar.

En su contemplación solitaria, el príncipe se decía: “¡Quién pudiera ser como él!” Hasta que una vez se propuso observar cada día la estatua, con el propósito de imitarla y esforzarse para enderezar su espalda. Las semanas y los meses fueron pasando, y aquella contemplación diaria y aquel esfuerzo constante produjeron el milagro.

El príncipe ya no era el mismo. Su rostro era otro, y su espalda también. ¡La joroba había desaparecido por completo! Gracias a su inteligente imitación, el joven príncipe superó su defecto físico y fue feliz. Y lo que le ocurrió a él es apenas una muestra de lo que puede lograr cualquier otro joven cuando se propone imitar lo bueno. Precisamente, tomando en cuenta este hecho, deseamos ofrecerte en este tema un breve desfile biográfico.

Recordaremos a diversos personajes, a los cuales puedas imitar para triunfar en la vida. Como comprenderás, en este “desfile” podríamos incluir muchísimos nombres. Y no ha sido fácil decidir con cuáles quedarnos.

Por fin, nos pareció que lo mejor sería recurrir a las biografías bíblicas, que siempre dicen la verdad y destacan tanto las virtudes como los errores de sus personajes. No se exceden en elogios ni tampoco pasan por alto las faltas cometidas. Son biografías imparciales y confiables. Pero la Biblia contiene muchas biografías. ¿Cómo hacer la selección?
¿Cuáles serían las vidas jóvenes que más nos convendrían recordar?

Después de pensar detenidamente, optamos por los siete nombres que encontrarás en este capítulo. Nuestro espacio es limitado. Por lo tanto, también tuvimos que limitar nuestro “desfile”. Se trata de vidas jóvenes, como la tuya. Vidas que hablan con un lenguaje claro y convincente.

Te sugerimos que te observes en ellas, para saber cómo evitar el mal y cómo hacer el bien. Para tu asombro, descubrirás que el mismo Dios que engrandeció esas vidas, podrá engrandecer la tuya también.


1.  EL PASADO ILUMINA EL PRESENTE
Aunque los personajes que vamos a recordar vivieron hace siglos, lo que ellos debieron experimentar arroja luz y orientación para la juventud de todos los tiempos, incluyendo tu propia vida. Algunos de ellos procedieron mal en un comienzo, cometieron grandes errores. Pero estuvieron dispuestos a aprender y a cambiar. Fueron capaces de luchar contra la corriente, y se abrieron paso de manera ejemplar.

Tú sabes cuán fácil es hacer lo que hacen los demás, aunque se trate de algo malo. Por eso, cuando una chica o un muchacho comete una mala acción, tiende a justificarse diciendo:
“¿Qué hay de malo? ¡Si todos los demás lo hacen!” Y de esta manera cae inconscientemente en la trampa de imitar lo negativo que hay en otros, con lo cual puede arruinar su carácter o adquirir malos hábitos de vida.

Una de las características típicas de la juventud es justamente la imitación, sin que por eso deba perderse la propia individualidad. Todos aprendemos imitando a los demás. Sin embargo, así como existe la imitación constructiva, existe también la que es destructiva, que ha llevado a muchísimos jóvenes por caminos de ruina y fracaso.

En las pinceladas biográficas que vienen a continuación te encontrarás con personas y acciones dignas de tu imitación.

2. TODOS PODEMOS CAMBIAR
JUAN
Este fue unos de los doce discípulos de Cristo. Aunque aceptó “al instante” la invitación para ser seguidor del Maestro (S. Mateo 4:21-22), estaba lejos de poseer inicialmente un buen carácter.

¿Quieres saber cómo era Juan? Tenía ambición de poder. Y le pidió a su madre que interviniera frente a Jesús, para que él y su hermano Jacobo tuvieran los cargos de mayor jerarquía en el reino terrenal que, según ellos, Jesús iba a establecer en breve.

En otra oportunidad, con su hermano, Juan se mostró iracundo y vengativo contra la población de cierta aldea, y quiso que cayera fuego del cielo para que consumiera a todos. No de balde, Juan y Jacobo eran conocidos como “hijos del trueno”, y fueron reprendidos por el Maestro.

Pero lo admirable en Juan fue el cambio que se operó en su vida. Reconoció sus debilidades y estuvo  dispuesto a combatirlas. Aprendió de Jesús, y llegó a imitarlo en su conducta. Terminó siendo conocido como “el discípulo del amor”. Escribió cinco de los 66 libros que contiene la Biblia: el Evangelio y las tres epístolas que llevan su nombre, y el libro de Apocalipsis.

Lo que aprendió de Jesús en los días de su juventud, Juan lo atesoró y lo compartió durante su larga vida. El cambio que se operó en su carácter muestra que todos podemos cambiar, si acudimos a Cristo y pedimos su dirección divina. Tú puedes llegar a ser como él: valiente, amante, humilde y útil en las manos de Dios.


3. NO SE DEJARON CONTAMINAR
JOSÉ Y DANIEL
Estos dos muchachos descuellan por la pureza de su vida y la firmeza de sus principios. Por el lugar corrompido en que les tocó actuar, fácilmente podrían haberse echado a perder. Pero ambos fueron un modelo de virtud.


José  fue arrancado cruelmente de su familia, cuando aún era adolescente. Llevado como esclavo a Egipto, y tentado allí por la atracción carnal, desechó sin embargo, toda forma de inmoralidad. En su soledad se propuso ser fiel a Dios, y Dios lo bendijo admirablemente. Llegó a ocupar el cargo más importante de todo Egipto, después de Faraón. Supo perdonar a sus malvados hermanos, y les dio alimento para que no se murieran de hambre. José fue siempre confiable, honrado, prudente y generoso. Fue utilizado por Dios para hacer su gran obra. (Su historia aparece en Génesis, caps. 37, 39-45).

Daniel  también fue arrancado de su casa. Como muchacho cautivo en tierra extraña, podría haber imitado el comportamiento pagano de sus compañeros. Pero tomó la valiente decisión de no contaminarse, ni con la comida del rey ni con las costumbres de la casa real de Babilonia donde se lo estaba educando. Y Dios premió su conducta fiel e inteligente. Daniel llegó a ser un gran profeta, un notable consejero real en Babilonia, y gobernador en el Imperio Medopersa. Tenía por costumbre orar tres veces por día. (Puedes leer su historia completa en Daniel, caps. 1-6).

José y Daniel vivieron en épocas y lugares muy diferentes. Pero ambos por igual actuaron con total limpieza moral. Y Dios los recompensó.

¿No te parece que ellos nos hablan desde el fondo de la historia, para decirnos cuál es el verdadero camino del éxito? ¡Cuánto se logra buscando siempre la dirección de Dios!

El mundo de hoy es competitivo y difícil; está contaminado y distorsionado. Pero dependiendo de Dios, tú puedes vivir con limpieza y grandeza. Puedes llegar a ser como José o Daniel. ¿Por qué no?

4.  MUJERES EJEMPLARES
ESTER
¿Conoces algo de su vida, según la narra el libro bíblico que lleva su nombre?
Aquí sólo deseamos destacar el mérito de su gran valentía. Huérfana de padre y madre, y agraciada físicamente, llegó a ser la reina elegida por el rey medopersa Asuero. Pero no todo le fue fácil a la reina Ester. Abrirse paso significa resolver problemas, afrontar dificultades y luchar con tesón. Y eso le ocurrió a Ester. Ella era hebrea de nacimiento. Y en un momento dado se había decretado la muerte de todos los judíos que había en el vasto imperio.

¿Qué podía hacer Ester para impedir esa injusta matanza? Entrevistar al rey, para interceder a favor del pueblo amenazado. Pero la reina no tenía libre acceso al rey. Sólo podía llegar al rey si él se lo pedía. De lo contrario podía ordenarse su muerte. Y aquí aparece el valor de Ester. Decidió arriesgar su vida y presentarse delante del rey; y dijo: “Si perezco, que perezca”. Con extraordinaria sagacidad supo hacerse recibir por el rey, a quien luego le preparó dos banquetes antes de interceder para salvar la vida de todo el pueblo hebreo. Su plan resultó un éxito completo.

¿Qué puedes aprender de ella para tu vida de joven mujer?

Puedes imitarla en su prudencia, su habilidad social, su notable valentía y su confianza en Dios. Nuestra sociedad de hoy necesita mujeres como Ester: decididas, pero prudentes; sociables, pero puras; valientes, pero humildes; creyentes en Dios, pero además dispuestas a hacer la voluntad divina. Dios te invita a ser una mujer tal.

MARÍA
¡La bienaventurada virgen María! La madre de Jesús. La mujer sobre quien recayó el sagrado privilegio de traer al mundo al Niño de Belén. Los evangelios no abundan en referencias a la persona de María. Pero el solo hecho de que fuera elegida para ser la madre de Jesús habla por sí mismo. ¿No te parece?

María fue una mujer humilde y espiritual. Aceptó dócilmente los planes que Dios tenía para su vida. Además, fue discreta. Lejos de hablar a otros sobre su misión incomparable, “María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (S. Lucas 2:19). Evitó así envidias y habladurías innecesarias. Sin duda alguna, como joven madre, María también fue una mujer de oración. Allí encontró la fuente de su sabiduría para educar al Niño puesto bajo su cuidado. De sus labios partieron las nobles enseñanzas que le ayudaron a Jesús a crecer “en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”
 (S. Lucas 2:52).

María fue pobre y sufrida. Soportó penosos viajes: primero a Belén, y después a Egipto. Jesús no se crió en la abundancia ni entre algodones. Su hogar conoció la lucha y el trabajo del artesano. Mientras otras mujeres se concentraban en las comodidades materiales de su casa, María se dedicaba a formar el carácter del Salvador del mundo. ¡Cuánto le debemos a esta maravillosa mujer! Y por fin, la misma madre que cuidó del Niño en el pesebre, estuvo a su lado para animarlo cuando los hombres lo clavaron en la cruz.

María es un ejemplo digno de ser imitado por las madres de todos los tiempos.

Aun aquella mujer que espera ser madre algún día, hará bien en imitarla desde ahora. A su tiempo, esto le permitirá ser una buena esposa y una mejor madre. ¡Cuán diferente sería nuestro mundo su hubiese más mujeres como María!  ¡Que Dios te ayude a ser como ella!

5.  UNO ENCUENTRA AL OTRO
PABLO
Ex perseguidor de los cristianos. “Entrando casa por casa ... los entregaba en la cárcel” (Hechos de los Apóstoles 8:3). Tanto odiaba a los cristianos, que respiraba “amenazas y muerte” contra ellos (id., 9:1). Pero Pablo (hasta entonces de nombre Saulo) era tan cruel como sincero. Y un día tuvo el encuentro de su vida. Mientras iba a la ciudad de Damasco realizando su obra perseguidora, derepente fue cegado por una intensa luz celestial que lo hizo caer de su cabalgadura.

Entonces el altanero perseguidor escuchó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, por qué me persigues?” Y él preguntó: “¿Quién eres, Señor?” Y la voz respondió: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (id., 9:4-5). A partir de ese instante comenzó la nueva vida de quien llegaría a ser el insigne apóstol San Pablo.  De perseguidor, Pablo pasó a ser defensor de la fe cristiana. En sus largos viajes como incansable predicador llevó fe, amor y salvación a multitudes. Y aunque debió padecer la persecución de sus enemigos, se mantuvo firme en su posición cristiana. Tan identificado estaba con Jesús, que llegó a decir: “Para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21).

Tan seguro estaba de su fe, que escribió: “Yo sé a quién he creído” (2 Timoteo 1:12). Tan enriquecido se sintió siguiendo y sirviendo a Cristo, que dijo: “Cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo” (Filipenses 3:7).

Basta con leer las catorce epístolas del gran apóstol para comprender la belleza de su enseñanza, la grandeza de su vida y los alcances de su obra. Pablo fue un hombre joven que se dejó transformar por Cristo, y luego fue usado por El para difundir el mensaje de la redención. Te animarías a imitar a Pablo?  Sí, tú podrías disfrutar de tu juventud creyendo como él, amando como él, y viviendo como él. ¡Vale la pena intentarlo!

JESÚS
El Mejor, el Mayor, el Amigo leal de la juventud. El Personaje que Pablo encontró en su camino. El mismo que tú también puedes encontrar: en el campo o en la ciudad; en tu casa o en el templo; en el aula o en el taller; en la oficina o en la calle. Siempre está a tu lado. Pone su mano sobre tu hombro, para animarte. Te habla a la conciencia, para guiarte.

Te ofrece su santa Palabra, para enseñarte. Te regaló su vida, para salvarte. Todo nuestro curso no bastaría para escribir su biografía. Nació en Belén como el Enviado de Dios. Se crió en Nazaret, pueblo proverbial por su inmoralidad, pero no se dejó contagiar. Vivió una vida perfecta y ejemplar.

Enseñó la doctrina suprema del amor. Nos dio y nos sigue dando su vida por amor. “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por lo siglos” (Hebreos 13:8).

Cuanto de bueno exista en el mundo o en tu vida se debe a Él. Podemos depender de El e imitarlo sin temor a equivocarnos. Nos haría mucho bien preguntarnos con frecuencia:

“¿Qué haría Jesús si estuviera en mi lugar?”

Esto nos ayudaría a ser más nobles y mejores cristianos. Dice San Pedro que Cristo nos dejó “ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 S. Pedro 2:21).  ¡Dios te bendiga al seguir las pisadas de Cristo!   “Imita lo bueno y rechaza lo malo. Así triunfarás en lo que hagas”

6.  TODO TE SALDRÁ BIEN
Reconocemos que nuestro “desfile” biográfico fue muy breve. Pero a lo menos nos ha mostrado cuánto podemos aprender de las virtudes ajenas, a fin de reproducirlas en nuestra propia experiencia. Todos los personajes comentados le dieron a Dios el primer lugar en su vida. De allí su éxito y el ejemplo que nos dejan hasta hoy.

En tu deseo de tener una juventud triunfante, conviene que recuerdes que
TODO TE SALDRÁ BIEN…
1. Si no juegas con el mal y pides la dirección de Dios en todo lo que haces.
2. Si estás dispuesto o dispuesta a mejorar tu carácter, como ocurrió con el discípulo Juan.
3. Si practicas la integridad, la corrección y la fe que demostraron tener José y Daniel. Entonces los demás te elogiarán y Dios te sostendrá.
4. Si te muestras valiente como la reina Ester, para saber defender una causa justa.
5. Si puedes ser pura, humilde, discreta, creyente y abnegada como la madre de Jesús. Con Dios todo es posible.
6. Si sabes identificarte por completo con Cristo como lo hizo San Pablo.
7. Si imitas cada día, tanto como te sea posible, la vida perfecta del joven Jesús e Hijo de Dios.

Mientras meditas sobre todo esto, deseamos que Dios te ayude a tomar las mejores decisiones y te dé la mayor prosperidad.


PARA RECORDAR
Cuanto de bueno exista en el mundo o en tu vida se debe a la obra y a la influencia de Cristo. El siempre está a tu lado. Puedes depender de El e imitarlo sin temor a equivocarte. Te haría mucho bien preguntarte con frecuencia:
“¿Qué haría Jesús si estuviera en mi lugar? ” Esto te ayudaría a ser cada día un mejor cristiano. ¡Porque es Tiempo de Saber Imitar!

Nuestro próximo capítulo: “TIEMPO DE SABER DECIDIR”: Un hermoso tema para poner fin a nuestro curso.

La voz.org

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